viernes, 21 de diciembre de 2012

Defraudan a 50 familias...ahora están detenidos

Procedente de la ciudad de Guadalajara, Jalisco fue trasladado a esta ciudad, un sujeto acusado de millonarios fraudes a unas 50 familias de Jalisco, Nayarit y Sinaloa.

Por: Marcos Beltrán

LA HISTORIA:
En esta ciudad de Tepic, una persona de nombre Carmen Ávila Lozano, que tiene su domicilio en calle Lisboa, de Ciudad del Valle, mediante pláticas e inmiscuyendo la religión, se aprovechó de varias familias de esta ciudad, aludiendo ser gestora de la empresa “G + 5” con sede en la ciudad de Guadalajara y en esta ciudad, se informó que las oficinas se habían colocado en “Plaza Victoria”, Insurgentes y Ures.

Carmen señalaba que su patrón Eleazar Gamez Romo, había recibido un “don divino” que todo aquel que le confiara su dinero, se le duplicaría por lo que el trabajo de esa tal Carmen, era de persuadir a los incautos, pero, la supuesta “inversión” mínimo era de cien mil pesos por persona.

Eleazar se basaba bastante en el cristianismo, hablando bastante bien de la religión y fue así como amasó una fortuna de aproximadamente unos mil millones de pesos.

Los primeros tres meses todo estuvo de maravilla, los “inversionistas” recibían sus respectivas utilidades; pero, ese tal Eleazar comenzó a derrochar el dinero, viajes, autos, mujeres y el capital comenzó a disminuir.

Llegó el momento que no pudo ni pagar las “utilidades” mucho menos el capital.

LAS DENUNCIAS:
Al tener conocimiento de que su patrimonio de toda la vida, incluyendo, alguno de ellos, desde sus ancestros, se quedaron en la ruina, iniciaron las respectivas denuncias penales, mientras que esa Carmen y Eleazar se daban la gran vida; España, San Diego, Los Ángeles, entre otros países.

En agosto del presente año, en las oficinas de La Procuraduría General de Justicia se inició una indagatoria, la cual culminó en la consignación ante el Juzgado Cuarto de lo Penal, cuyo Juez, ante las evidencias, gira la respectiva orden de aprehensión, misma que fue ejecutada la tarde de este miércoles en la ciudad de Guadalajara.

LA MANO DE LA JUSTICIA:
Una de las agraviadas manifestó que al entrevistarse con el licenciado Edgar Veytia, el funcionario de inmediato ordenó darle todas las facilidades, por lo que el multifraudeador ya se encontraba en el penal a disposición del Juez.

OTROS SE COBRARON A LA “MALA”:
Resulta que estos individuos, Eleazar, Carmen y otro hermano del primero, comenzaron a esconderse, sin embargo, no contaban que uno de esos “inversionistas” que les había confiado casi doscientos millones de pesos y que ya se habían “desaparecido”, según fuentes “extraoficiales”, desde Culiacán, Sinaloa ordenó el secuestro de la esposa del hermano de Eleazar, en la ciudad de Guadalajara, tras la negociación, Eleazar tuvo que regresar los doscientos millones de pesos, salvando así la vida de su cuñada.

Es probable que en los próximos días haya más detenidos sobre este multimillonario fraude.

El Sol de Nayarit

Secuestradores tendrán que pagar 6 millones de pesos


Ciudad de México 

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal informó que cuatro sujetos que realizaban secuestros exprés en inmediaciones de Ciudad Universitaria, fueron sentenciados a prisión, pena que en conjunto es mayor a mil años de cárcel, así como al pago de casi 6 millones de pesos.

La dependencia capitalina puntualizó que de acuerdo con pruebas aportadas por la Subprocuraduría de Procesos se acreditó la participación de Mario Adrián Rioja Valadez, Israel Varela López, Irving López Núñez y Niver Miguel Pérez Cruz, en diversos delitos.

Por ello, el juez 54 penal del Reclusorio Oriente sentenció a López Núñez, culpable de secuestro exprés diversos once, a 385 años de cárcel y el pago de un millón 983 mil 400 pesos. En tanto, Rioja Valadez, responsable de secuestro exprés diversos 8 y robo agravado diversos 2, fue condenado a pasar 310 años en prisión y a pagar un millón 435 mil 200 pesos.

Asimismo, por el delito de secuestro exprés diversos 8 y robo agravado, Varela López fue condenado a 295 años de prisión y a pagar un millón 435 mil 200 pesos, mientras que Pérez Cruz recibió sentencia de 105 años de cárcel y pagará 538 mil 200 pesos de multa, por el ilícito de secuestro exprés diversos 3.

No obstante, la PGJDF aclaró que de acuerdo con el artículo 33 del Código Penal para el Distrito Federal, el tiempo que deberán permanecer en prisión los justiciables será de 70 años cada uno.

De acuerdo con la averiguación previa 225/2011, elementos de la Policía de Investigación de esta dependencia detectaron un vehículo frente al edificio de Rectoría de la UNAM, donde viajaban dos de los ahora sentenciados y tras ser informados que dicho vehículo contaba con reporte de robo procedieron a revisarlo.

Al encontrar dos réplicas de arma de fuego, tipo escuadra, los elementos policiacos detuvieron a Rioja Valadez y Varela López, quienes informaron de la complicidad de Pérez Cruz y López Núñez los que fueron capturados más tarde.

La procuraduría capitalina precisó que el modo de operar de estos sujetos consistía en vigilar a sus posibles víctimas en inmediaciones de Ciudad Universitaria, sobre Insurgentes Sur y calles aledañas, donde aprovechaban el momento en que los afectados hacían alto total en sus vehículos para sorprenderlos y asaltarlos.

“Uno de los justiciables se acercaba a la unidad y con la réplica de arma de fuego, amagaba al tripulante y ordenaba pasarse a los asientos posteriores donde era sometido por un segundo cómplice, siendo seguidos por los otros acusados a bordo del vehículo en el que viajaban.

“Los secuestradores privaban de la libertad a los afectados, quienes eran desapoderados de sus pertenencias y documentos; en algunos casos les quitaban tarjetas bancarias y los obligaban a proporcionar números confidenciales para hacer disposición de dinero en cajeros automáticos o realizar compras”, explicó en un comunicado.

La fiscalía capitalina abundó que tras cometer dichos ilícitos, los ahora sentenciados abandonaban a sus víctimas, en la mayoría de los casos, en zonas despobladas de la delegación Xochimilco.

Durante el proceso penal, el Ministerio Público demostró la participación de estos sujetos en once hechos delictivos, donde los afectados los reconocieron plenamente.

Los secuestros exprés fueron cometidos el 21 de febrero, 7 de abril, 28 de abril, 19 de mayo, 26 de agosto, 1 de septiembre; dos eventos llevados a cabo el 6 de septiembre -con tres horas de diferencia-, así como el 10, 27 y 28 de septiembre, todos del año pasado.

Daisy Yenire Ferrer Arenas, modelo venezolana asesinada en Jalisco


Guadalajara
Jalisco

Una llamada anónima, a las 8:15 horas de ayer, alertó a las autoridades sobre el hallazgo del cuerpo de una joven mujer que fue identificada como Daisy Yenire Ferrer Arenas, de 25 años de edad, quien se presume era una modelo de nacionalidad venezolana.

Una persona que caminaba por el cruce de las calles Hacienda Santiago y Hacienda La Aurora, en la colonia Lomas de Oblatos, se dio cuenta que en el fondo de un canal había una mujer tirada, por lo que al acercarse para ayudarla se percató que estaba muerta.

Tras la denuncia, se ordenó el envío de los cuerpos de emergencia, siendo elementos de la policía tapatía los primeros en llegar al sitio para confirmar el hallazgo. Las autoridades localizaron con la victima una credencial migratoria con su nombre, la cual le permitía residir en México.

Al llegar al sitio, los servicios de emergencia confirmaron la muerte de la mujer, a quien se le apreciaba un impacto de bala en la frente y otro en la sien. Se presume que la víctima tenía al menos tres horas de fallecida.

Peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se encargaron de fijar indicios, pero no se encontraron casquillos percutidos en el sitio, por lo que se presume que fue asesinada en otro sitio y luego abandonada en el lugar donde fue encontrada.

Vecinos quienes también se hicieron presentes en el lugar señalaron que durante la noche y madrugada no escucharon nada sospechoso, no obstante el lugar donde se encontró a la infortunada es poco transitable, además de que no cuenta con alumbrado público.

Según los primeros datos recabados por las autoridades, la modelo vivía en la colonia Chapalita, en Zapopan, Jalisco y fue vista por última vez en compañía de varios hombres la noche del 12 de diciembre pasado, cuando desapareció.

Hasta el hallazgo de su cadáver nadie había solicitado rescate por ella y se desconoce los motivos por los cuales fue privada de su libertad y luego asesinada.

Algunos de los amigos de la joven confirmaron a la fiscalía que Ferrer Arenas era de origen venezolano y trabajaba como modelo en Jalisco, aunque el organismo solicitó a la Secretaría de Relaciones Exteriores mayor información sobre su estatus migratorio.

Peritos forenses explicaron que la femenina no presentaba huellas de violencia pero será hasta que estén listos los resultados de la autopsia que marca la ley para saber si fue abusada sexualmente, así como determinar cuántos disparos recibió. Hasta esta mañana su cuerpo no había sido reclamado por familiares.

Cobraba 2 mil 800 pesos por su trabajo de modelaje

Daisy Yenire Ferrer Arenas trabajaba como edecán categoría triple A y según la empresa de la que formaba parte su sueldo estaba estimado en 2 mil 800 pesos por una jornada de ocho horas.

La prestación de servicios de estas modelos sólo se obtiene a través de contratos que son revisados por la empresa y se puede solicitar un casting para que ellas muestren sus dotes a los organizadores de eventos que las solicitan.

Personal de la PGJEJ indaga los últimos eventos en los que fue contratada Ferrer Arena para establecer una línea de investigación.

Nuevamente violada cuando iba al psicólogo


Cuando Lidia aún esperaba la llegada de la justicia contra un taxista que la violó, seis jóvenes volvieron a hacerla víctima

Ciudad de México

Lidia toma fuerza para contar su historia, pero no hay llanto ni dudas en su relato, pues quiere dar ejemplo a su familia y seguir adelante.

El 30 de noviembre, la joven de 25 años de edad, cuyo verdadero nombre ha sido cambiado por seguridad, fue secuestrada junto con otros 20 pasajeros de un autobús en Toluca, por seis jóvenes.

Para ella fueron más de 2 horas de terror, de no saber si al día siguiente vería la sonrisa de su pequeño de 6 años, pero para los delincuentes fueron 2 horas de “iniciación”, de drogas, alcohol y violencia.

Eran alrededor de las 20:45 horas cuando, fingiendo ser pasajeros, seis individuos abordaron el autobús.

Minutos después, recordó Lidia, uno caminó hasta la puerta principal, simulando que iba a bajar, y súbitamente se abalanzó contra el chofer, a quien sometió por el cuello.

El resto se distribuyó a lo largo de la unidad.

“¡Agáchense, hijos de la chingada!”, gritaba uno y luego otro le secundaba. Llevaron el autobús fuera de su ruta.

No llevaban capuchas ni gorras; uno de ellos parecía portar un arma de fuego, pero el resto empuñaba cuchillos. A simple vista, aseguró Lidia, ninguno tendría más de 25 años de edad y olían a thinner.

“Quitaron el letrero del camión y apagaron las luces, pero sin temor a equivocarme puedo decir que eran unos escuincles”, relató la joven.

Tras despojarlos a todos de sus pertenencias, mientras el autobús circulaba por calles solitarias y sin que nadie en el exterior se diera cuenta de lo que pasaba, los delincuentes separaron a las mujeres de los hombres.

A estos últimos los golpearon. Todo era risas y el vehículo se llenaba de nubes de humo por los cigarros. A las mujeres las revisaron una a una y separaron a seis, entre ellas estaba Lidia.

Durante las siguientes horas fueron violadas en el pasillo de la unidad o en alguno de los asientos.

Lidia cuenta, a veces suspirando, otras apretando los dientes, que ya había sido violada en marzo por un taxista que aún está prófugo.

“Estaba yendo al psicólogo y lo que pasó en el camión fue algo que me marcó aún más, porque no era la primera vez, porque no estaba yo recuperada y porque no ha habido justicia”, dijo la joven.

Para los agresores, afirmó, todo parecía ser una suerte de iniciación.

“Órale, para que te hagas machito”. “Hágase hombrecito, échese a una”. “Agárrate a la más grande, ella tiene experiencia, te va a enseñar”, se decían los delincuentes.

Tras los ataques, los delincuentes detuvieron el camión y fueron a una tienda por cervezas, que bebieron tranquilamente a unos metros del vehículo. Ni una patrulla pasó por el sitio.

Luego regresaron al vehículo, ebrios, cantando y burlándose de los pasajeros. Más tarde volvieron a parar la unidad y uno de ellos hizo una llamada en un teléfono público.

Cinco minutos después, dos taxis recogieron a los atacantes.

“¡Ahora, hijos de la chingada, cierran bien los ojos y cuentan media hora!”, dijo el último.

Tras un rato el chofer bajó a pedir ayuda a los conductores, pero nadie se detenía, tampoco una patrulla de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que pasó como un aliento.

Sólo un conductor le dio al chofer unas monedas para que hablara por teléfono en una caseta pública, pero otro viacrucis, de burocracia y malos tratos por parte de la autoridad, apenas comenzaba.