lunes, 26 de agosto de 2013

Dos policías de cuidado


  • Es un secreto a voces que el General Carlos Bibiano Villa Castillo y Gumersindo Jiménez Cuervo no se pueden ver ni en pintura...



Por Javier Chávez Ataxca
Lunes 26 de agosto de 2013

Es un secreto a voces que el General Carlos Bibiano Villa Castillo y Gumersindo Jiménez Cuervo –titulares de Seguridad Pública Estatal y en el municipio capitalino– no se pueden ver ni en pintura, distanciamiento que tiene efectos devastadores cuando en ese fuego cruzado se encuentra la seguridad pública de Chetumal y sus alrededores.

Las limitantes presupuestales tienen su peso innegable, pero el problema se intensifica cuando los titulares de Seguridad Pública permanecen en el ring, dejando el campo libre a la delincuencia que opera sin la menor insinuación de vigilancia o castigo en muchas zonas de la capital.

Urge a estas horas que el General Bibiano Villa y Gumersindo Jiménez Cuervo fumen la pipa de la paz, por el bien de una sede de los poderes que deben predicar con el ejemplo en materia de seguridad pública, sobre todo si destacamos el mínimo grado de complejidad de los delitos: robos a casas habitación, asaltos, robos de autos, cristalazos…

Pero la baja complejidad de los delitos adquiere otras dimensiones cuando ocurren sin que la policía preventiva diga esta boca es mía. No quiero imaginarme al General Bibiano Villa y a Gumersindo Jiménez comportándose así en el estado de México o el Distrito Federal.

Los zarpazos de la delincuencia son ya constantes en la zona del bulevar, donde no nos debemos dar el lujo de permitir el paso a la oleada criminal, por ser una zona donde las familias y turistas disfrutan lo más atractivo de la capital.

Y la policía está para proteger a la ciudadanía, no para asumir el papel de verdugo. El caso extremo lo representaron dos policías preventivos municipales que violaron a una joven de 18 años en el bulevar en marzo pasado, cuando estaba acompañada por su novio.

La regidora capitalina Candelaria Raygoza denunció la semana pasada que a eso de las 20:45 horas fue interceptada y despojada de sus pertenencias por un sujeto en la calle paralela al bulevar, en las cercanías del Faro y a un costado de la Comisión para la Juventud y el Deporte (Cojudeq).

Según fuentes de la Procuraduría de Justicia del Estado, en esa zona opera un grupo de jóvenes delincuentes que se autodenominan “El Escuadrón”, donde participan adultos que marcan el rumbo. Todos ellos son consumidores de enervantes y otras lindezas.

Muchos automovilistas recomiendan no estacionarse en esa zona, por ser comunes los cristalazos, robos y asaltos. Y a todo esto: la presencia de la policía preventiva es nula, aunque tengan a la mano esta información conocida por vecinos y víctimas que advierten el peligro a sus familias y círculo de amistades.


Lo prometido es dengue

Una mujer de la zona maya murió por dengue hemorrágico en una clínica del IMSS en Cancún. El deceso se atribuye a las metidas de pata y brutal insensibilidad de un personal médico que tomó las peores decisiones, enviando la muestra sanguínea al Distrito Federal, cuando se supone que en la Península de Yucatán contamos con el equipo para practicar tal análisis, por ser una región donde se conoce a la perfección este mal, no mortal cuando es atendido a tiempo.

Pero además el personal del IMSS de Cancún no dio el riguroso seguimiento al destino de la prueba, ya que a insistencia de los familiares una epidemióloga de Felipe Carrillo Puerto se comunicó al DF, donde la experta le confirmó que era dengue hemorrágico y que los resultados estaban listos desde hace dos días.

El microscopio debe ser colocado sobre esa clínica del IMSS, ya que la negligencia del personal que atendió a la paciente le provocó la muerte, precisamente en una zona turística donde es mucha la sensibilidad ante este tipo de desenlaces.

Y pese a todo la Comisión de Arbitraje Médico sigue sin nacer, y su parto es impedido precisamente por los que al menos en teoría deben ser los más interesados en proteger a los pacientes y sus familias: los galenos que cuidan su pellejo.

Fuente: Sipse

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