sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Y se dicen profesores? ¡Lástima!




Por Luis A. CABAÑAS BASULTO*

Muy probablemente conmiserados por algún sector de la población, los maestros chetumaleños, encabezados por un grupo de agitadores profesionales “importados” de otras entidades, perdieron ese escaso apoyo este viernes tras la criticable agresión contra la escolta y vehículos del gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, en una muestra más de su falta de escrúpulos para la reivindicación de sus supuestos derechos.

Los hechos se dieron poco después del mediodía, cuando, al igual que los trabajadores de palacio, el mandatario se disponía a abandonar el inmueble para irse a comer, pero una turba enardecida de profesores, que parecían de todo menos eso, se propusieron impedir y obstaculizar la salida de los vehículos en los que se trasladaba aquél, pero al no conseguir sus propósitos comenzaron a golpear las unidades.

A los forcejeos con la avanzada del gobernador se sumaron sus gritos altisonantes con frases que, aunque ya se imaginará Usted, son prácticamente impronunciables de un vocabulario que, irónicamente, se enseña precisamente en las aulas, esas miles de aulas que permanecen sin clases porque “a los señores” así se les antoja y porque quienes criticamos esa actitud sólo nos merecemos los calificativos de “vendidos” o ignorantes. Por lo menos no intentamos imponer por la fuerza nuestros argumentos.

Las mismas “redes” sociales, que en determinado momento jugaron algún papel determinante en favor de los inconformes, juega hoy el mismo papel, pero en sentido contrario, al observar a través de los innumerables videos “subidos” la historia gráfica de lo ocurrido contra un mandatario que, más que primera autoridad de un Estado, parecía un ciudadano común víctima de pandilleros -con el “respeto” que éstos se merecen.

Ante esa artera agresión, criticable por donde quiera verse, nuevamente se puso de manifiesto el espíritu de confrontación de los manifestantes, a quienes, como es de esperarse, seguramente apoyarán decididamente quienes carecen de hijos en edad escolar, o bien teniéndolos ignoran el enorme daño que les ocasiona a éstos la falta de clases, a lo que cómodamente han recurrido los inconformes contra su criticable Reforma Educativa.

No obstante, parafraseando las declaraciones del titular de la Secretaría de Educación, Emilio Chuayfett, no habrá marcha atrás en la recuperación de la rectoría de la educación por parte del Estado, al acusar a quienes calificó como detractores de la reforma educativa de propalar rumores falsos por ignorancia o mala fe. El Congreso ha avalado legalmente la reforma,

Señaló que el Gobierno federal no permitirá que la rectoría de la educación se traicione, empantane o sea motivo de chantajes o frivolidades como en el pasado, al referirse por primera vez, aunque sin mencionarla, a la campaña informativa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que desde enero pasado acusa que la reforma busca la privatización de las escuelas públicas y despedir a los maestros.

En el caso de Quintana Roo, los supuestos maestros -permítasenos dudarlo por su forma de comportarse y su “educación”- no sólo están en contra de esa iniciativa de ley, que en breve se enviará a las Legislaturas de los Estados para su eventual aprobación y posterior modificación constitucional, sino que han mezclado una peligrosa dosis de reclamos que incluyen, entre otros, la problemática burócrata salarial y las medidas adoptadas por la secretaria estatal de Educación, tema al que nos referimos en nueva columna.

Por si fuera poco, y aunque Ud. no lo crea, también ha incidido en el malestar generalizado de la población chetumaleña el pésimo desempeño del presidente municipal de Othón P. Blanco, el mitómano Carlos Mario Villanueva Tenorio, quien no sólo ha mantenido en deplorables condiciones a esta capital, sin los servicios públicos más elementales, sino que también ha dejado impunemente las arcas vacías.

Empero, si de dejar las arcas en esas condiciones se trata, también habría que mencionar el papel del ex gobernador-empresario Félix González,

sin cuyo “misterioso” endeudamiento no habría de qué lamentarse, aunque, para acabarla de amolar, no ha terminado aún su cuestionable “trabajo” en contra de Quintana Roo -ahora como Senador de la República-, junto con el también priísta, el diputado federal Raymundo King de la Rosa.

En efecto, ambos legisladores, junto con su aliado del Partido Verde, Jorge Emilio González Martínez, formaron parte del equipo del Congreso de la Unión que se encargó precisamente de aprobar la Reforma Educativa contra la que hoy se manifiestan los maestros de Quintana Roo, pero ¡ah!, a ellos no los tocan ni con un pétalo, e inclusive han llegado a señalar a los dos últimos ¡como potenciales precandidatos a la gubernatura del Estado! ¿Acaso serán masoquistas? ¡O convenencieros!

Como quiera que fuere, el caso es que ante la cuestionable y criticable agresión a Borge Angulo se espera la llegada de por lo menos 200 agentes federales para recuperar la paz social y el Estado de Derecho, ya que, odiemos o admiremos al Jefe del Ejecutivo, actitudes de esa naturaleza son reprobables de cualquier modo. ¡Y todavía se quejan de que estuvieron a punto de ser atropellados o lastimados! ¿Y que esperaban? ¿Acaso aplausos, premios o que el mandatario descendiera de su vehículo? ¿Para qué? ¿Para pedirle su autógrafo?

Sea bueno o malo Borge Angulo, hay que pensar con la cabeza y no perder de vista que se trata de un gobernante constitucionalmente electo por la voluntad popular de la mayoría de los votantes, sólo priístas y verdes si Ud. quiere, pero que obtuvieron la mayoría en las urnas, además de que, por elemental decencia, se merece el respeto de ustedes y nosotros, tal y como quisiéramos para nosotros mismos, sobre todo en el caso de los maestros que, quiérase o no ¡Se están perdiendo el respeto que ganaron en las aulas! ¡No olviden que las únicas peleas que se ganan con violencia son las de boxeo y lucha libre!

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