jueves, 19 de mayo de 2011

¡Que chillen criminales!







Juan Carlos Pérez

Con su uniforme oficial color azul, el general retirado Carlos Bibiano Villa Castillo, toma asiento, coloca las manos sobre la mesa y habla sobre el riesgo de dedicarse a velar por la seguridad de la población.

"A veces me dicen que me van a matar y a mi familia, y yo les digo dónde y cuándo, porque el día que tú me agarres un familiar y que yo sepa quién eres, yo te sigo al fin del mundo y yo sí termino con toda tu descendencia, yo sí no me ando por las ramas. Si algún día algún elemento le hace algo a mi o alguno de mi familia, tarde o temprano se sabe quién es, todos han caído. Entonces algún día va a caer y entonces lo haría sufrir lo que me hizo sufrir a mi, más un 110%", asegura el general Villa Castillo, secretario de Seguridad Pública del estado, cuando se le preguntó si recibe amenazas constantemente.

"Ya hablé con mi familia y ya les dije que estamos expuestos a esto, y si no están a gusto pues cámbiense el nombre, tan fácil. Y fíjese que ellos lo asimilaron bien y están de acuerdo en que yo trabaje, porque de una forma u otra yo tengo que trabajar. Me dicen que por qué yo era militar y que ya no tenía necesidad y bueno, ¿ya no debo trabajar o qué? ¿Me debo dedicar a ser malandro? ¿A ser bandido? No. Si el ejército batalló 43 años para educarme en el aspecto operativo, administrativo, técnico y logístico, pues debo desempeñar esas cuatro acciones en beneficio de mi país, de mi patria, y si me pagan, bien, si no, también".

El nieto del revolucionario "Pancho" Villa sostiene una mirada fija, sus ojos que reflejan franqueza coinciden con sus comentarios que no se andan por las ramas. No cuida la imagen del clásico funcionario y su tono de voz mantiene el acento típico de los mexicanos del norte del país.

Del norte al sur del país, ¿cuáles son las diferencias en materia de seguridad?

Comprendan ahorita que el norte es una zona caliente, muy violenta. Por suerte, cuando estuve en Torreón, yo les aseguro que abatí la delincuencia. ¿Cómo? No me pregunte cómo le hice, pero el chiste es que la abatí y eso es lo que cuenta. Cuando estuve por allá en junio y julio habían 700 llamadas de auxilio y para diciembre y enero las dejé en 388, o sea que la bajé en más de 50%. Actualmente me han hablado de allá de Torreón, me quieren regresar, y pues yo les vuelvo a repetir, soy institución al 100% y donde me pongan ahí trabajo, como debe ser. Quintana Roo es un estado muy bonito y allá es un estado muy violento, un estado donde quién sabe si amaneces y aquí no, hay mucha tranquilidad. Que quede claro, todavía no estamos en el límite violento en Quintana Roo, aquí es un estado bonito, tranquilo y precisamente hay que evitar llegar a esa intranquilidad.

Durante el desarrollo de la entrevista, permanece presente su equipo de trabajo, en el que se encuentra su vocera y asesora: Isabel Arvide. Villa Castillo, que porta una gorra de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), tiene respuestas inmediatas, su experiencia lo avala como un experto en seguridad y su abuelo lo mantiene como todo un personaje.

Usted se ha convertido en un personaje en el Estado, ¿eso lo obliga a tener resultados inmediatos?

Recuerde usted que en primer lugar yo vengo aquí a Quintana Roo a servirles, no a servirme de ustedes. Al venir a un lugar hay que fijarse metas a corto, mediano y largo plazo, y en el mediano y largo plazo está la seguridad de los quintanarroenses. Que si trae uno cierta fama o leyenda, eso no cuenta, cuentan los hechos.

Ya con un mes y medio en la corporación, ¿cuál es su diagnóstico?

Tuve que recibir la Secretaría y en un principio no quise firmar porque quería constatar qué tenía, y nos encontramos muchas cositas raras y se le informaron al gobernador, Roberto Borge Angulo, y también se le presentó un pliego de necesidades para trabajar, y el gobernador me lo ha aceptado. La corporación tiene de todo, pero está bien. Yo siempre opero bajo cuatro aspectos: el operativo, administrativo, el técnico y el logístico, y los voy sopesando uno con otro y siempre salgo adelante.

¿Considera usted que es fácil comprar a un policía?

Sí. Le voy a decir porqué. Un policía actualmente gana seis mil pesos mensuales y si el narcotráfico, los malandrines, el ratero, le pagan otros seis mil pesos, pues trabaja en los dos lados, como en el municipio de donde yo vengo, había nóminas de los dos lados, y de esa forma hay que evitar todo eso y hay que detectarlos a tiempo y si es posible meterlos al bote. Por eso me valgo acá del doctor Tejeda que en lo legal es perito y cualquier cosa le digo pues ahí te va y me los mete al bote, no me los corre, me los mete al bote, los hemos metido a la cárcel como delincuentes.

En la entrega de mañana el general habla de la cárcel, de la pena de muerte, de sus asesores y de la corrupción...

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