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viernes, 23 de septiembre de 2011

90 por ciento de turismo sexual es ejercido en 18 Estados del pais


Adriana Varillas
Corresponsal
El Universal
Cancún, Quintana Roo

Los estados con mayor índice de trata de personas son Quintana Roo, Yucatán, Jalisco, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, que están entre las 18 entidades del país que concentran 90% de dicho fenómeno delictivo a nivel nacional, según la Procuraduría General de la República (PGR) en datos citados en el estudio La Trata de Personas en el Sector Turístico. Este informe fue encargado por la Secretaría de Turismo (Sectur) al Observatorio de la Violencia de Género de la Universidad del Caribe (Unicaribe), con sede en Cancún, como parte de una estrategia nacional de atención al tema de trata en los principales centros turísticos de México.

El análisis abarcó Acapulco, Guerrero; Puerto Vallarta, Jalisco; Cancún y Riviera Maya, Quintana Roo. Lo dirigió Celina Izquierdo Sánchez, del Observatorio, y la consultora Redes Turismo, representada por Marisol Vanegas.

Entrevistada por EL UNIVERSAL, Vanegas explica que la explotación sexual dirigida al sector turístico es visible aquí a través de ofertas de paquetes de viajes que incluyen servicios sexuales. Es un negocio clandestino, pero opera en establecimientos aprobados y regulados por la autoridad, como son las casas de masajes, centros que ofrecen servicios de escorts (acompañamiento) de hombres y mujeres de negocios; bares y table dance.

Las víctimas son mexicanas originarias de localidades rurales y urbanas pobres; también mujeres extranjeras, de Latinoamérica o Europa.

“Nacionales y extranjeras son atraídas y retenidas con engaños y promesas de trabajo falsas. Para retenerlas, el sistema involucra (sic) contraer altas deudas de viaje generadas, compromisos ‘morales’ con los familiares y personas que las insertan en la red; retención de documentos y amenazas”.

Es frecuente que las obliguen a ingerir alcohol y drogas como medio para facilitar su sometimiento y, en el caso de los servicios sexuales de menores, se ofrecen vía internet, a través de catálogos, pero también en periódicos locales, disfrazados de anuncios.

Los enganchadores —que son empleados de bares, trabajadores de hoteles, taxistas y “representantes”— se valen de diferentes vías para conectar a sus clientes, ya sea residentes y turistas nacionales o internacionales.

Los tratantes son personas con motivaciones vinculadas al ejercicio del poder, tanto económico, como de sometimiento a menores de edad y personas vulnerables, a quienes consideran una mercancía, refiere.

“Son generalmente pederastas con deseos de poder y sometimiento de personas vulnerables; consumidores habituales y ocasionales que atienden la promoción de la oferta ‘fácil’”, explica.


Roban la historia personal

Celina Izquierdo, del Observatorio de la Violencia, ahonda en los factores que propician el caer en las redes de trata: “Encuentra aliento en la pobreza, en la escasa o nula escolaridad de las víctimas; en la carencia de alternativas laborales y la necesidad de recursos económicos, así como en las condiciones de atraso social y económico”.

También —dice— en la permisividad, participación, indolencia y silencio de la sociedad y de sus autoridades, aunado a un clima de promiscuidad y tolerancia. “A niveles más profundos se encuentra un entorno familiar agresivo y carente, tanto en lo económico como en lo moral, así como las familias disfuncionales y la pérdida del rol protector de la familia”.

La académica afirma que la trata de personas violenta todos los derechos del individuo y por ello se le equipara al de una “moderna esclavitud”.

“Quizá lo más terrible que le sucede a una víctima de trata es que les roban su historia. Las sacan de sus lugares de origen o las coaccionan a salir de ellos, para trabajar en un sitio en donde les roban sus documentos, les cambian el nombre, las transforman en otras personas. Las vuelven adictas a drogas y al alcohol para compensar su falta de afecto. Y ahí, son víctimas de otro tipo de vejaciones, pero al final, les roban su historia y también su futuro”.


Involucrado el crimen organizado

El reporte revela, entre otras cosas, que una de las principales modalidades del delito de trata de personas en Cancún, es la de las redes de mendicidad, que aquí explotan a indígenas provenientes de Chiapas para pedir dinero en las calles de esta ciudad y en las playas de la zona turística.

“Operan en Cancún redes de hasta 200 integrantes entre vendedores de artesanías, de dulces, mendigos, involucrando desde bebés de tres meses de edad, hasta ancianos de más de 75 años”, indica el reporte.

Los tratantes aprovechan la vulnerabilidad, indefensión y carencia de redes de apoyo de los migrantes chiapanecos, quienes llegan aquí en busca de empleo y mejor calidad de vida.

De acuerdo con los investigadores que ubicaron toda una red de trabajo forzado o “trata de migrantes”, las víctimas son sumadas a las filas de la mendicidad. Existen tres grupos: indígenas, discapacitados y ancianos.

En esta actividad de explotación, equiparada con la antigua esclavitud, están involucrados grupos de la delincuencia organizada que utilizan a dichos grupos como “vendedores ambulantes” y narcomenudistas.


“Yo no estoy en venta”

El estudio también sirvió como base de la campaña “Yo no estoy en venta”, lanzada meses atrás por el Centro de Atención Integral de la Mujer Maltratada, que dirige la activista en Derechos Humanos, Lydia Cacho Ribeiro. La campaña busca evitar que infantes, adolescentes y jóvenes que radican en Cancún, Riviera Maya y Chetumal caigan presas de las redes de trata, dotándoles de herramientas para blindarlos de ser “enganchados”, sobre todo a través de las redes sociales, fenómeno que cobra fuerza y al que se le conoce como growling.

“Otra de las metas es, que si ya cayeron, sepan a quiénes acudir y qué hacer para salir de la problemática”, subraya la también periodista, quien advierte que Quintana Roo ocupa la primer posición entre los estados que concentran 90% del fenómeno de trata de personas, por encima de Yucatán, Jalisco, Chiapas, Guerrero y Oaxaca.

Uno de los recursos para advertir a las y los menores sobre el riesgo en el uso inadecuado de las redes sociales es un video cuyo guión fue elaborado por jóvenes, en el que se explica cómo se trafica con mujeres provenientes de Argentina, Colombia, El Salvador, Estados Unidos o Croacia.

Se les explica cómo se les engancha a través de ofertas de trabajo publicadas en periódicos locales o mediante el Facebook y que los pederastas o consumidores cada vez exigen que sus víctimas sean más jóvenes.

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