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miércoles, 8 de febrero de 2012

"...revísenlo otra vez" imploraba la madre del bebé

Ciudad Frontera, Coahuila. “Jonathan levántate mi´jito” “no puedes estar muerto” gritaba Dalia Peña Ávila de 18 años de edad y madre de Jonathan. 

Dalia luego se dirigió a los socorristas y les imploró como sólo una madre puede hacerlo: “revísenlo otra vez, por favor, revísenlo otra vez”. 

Dalia de repente volteaba a ver a su madre buscando consuelo, pero la señora estaba igual o peor. De hecho, ni siquiera los hombres de la familia estaban tranquilos. 

Todos se rasgaban la ropa, se estiraban los cabellos, otro de los hombres de la familia de aproximadamente 1.80 metros de alto, repentinamente cayó desplomado, estaba completamente abatido, se sentó en el suelo a llorar la tragedia que tocó a la puerta de la familia Mendez Peña. 

Alberto Méndez de 23 años y padre del pequeño, estaba ido. 

El dolor de la tragedia seguía creciendo, pues vecinos y familiares de Dalia y Alberto, llegaban corriendo, asustados, sus rostros ya venían bañados de llanto, sabían lo que había ocurrido, pero nadie lo creía, querían ver el cuerpecito del pequeño Jonathan para estar seguros de que la desgracia les había caído. 

Desgraciadamente era verdad Jonathan, de tan solo dos añitos, había sido aplastado por el camión de pasajeros que tripulaba su tío Chuy Sifuentes Mendez. 

Su cabecita se reventó con el peso de las llantas del camión de la ruta Aviación-8 de Enero. La desgracia aconteció luego de que un descuido de sus padres, permitiera a Jonathan salirse caminando a la calle, al exterior de su casa ubicada en la privada Vicente Guerrero, entre Ramos Arizpe y Matamoros del Ejido 8 de Enero. 

Su tío había estacionado el pesado camión en la casa de enseguida y luego de un rato salió para dirigirse a la ruta. 

Chuy Sifuentes, se subió al camión, lo arrancó, y en cuestión de segundos avanzó. Chuy Sifuentes, no sabía que el pequeño estaba debajo del camión, no lo vio, solo sintió cuando las llantas brincaron “algo” y tras avanzar unos metros, oyó el grito desgarrador de Dalia. 

Detuvo su marcha para ver que había pasado y fue ahí donde vio al pequeño Jonathan aplastado. 

El miedo y sobre todo la cobardía, causaron que Chuy Sifuentes se diera a la fuga corriendo por entre las calles del Ejido, para luego perderse. 

Hasta el momento, el ahora homicida es buscado por la Policía. 

Después del primer grito de Dalia, le siguieron muchos más, se alertó la familia y como pudieron recobraron fuerzas para reportar a la Policía, pedían una ambulancia de urgencia, pero cuando llegó la unidad policiaca al lugar de la tragedia, si acaso tres minutos después del accidente, ya nada se podía hacer por el pequeño Jonathan, evidentemente estaba muerto. 

Los policías pidieron una manta para cubrir el cuerpo y el caos, el profundo dolor de madre, apareció. Nada consolaba a Dalia. 

De hecho, nada consolaba a la familia entera. 

Hasta los mirones, los curiosos, esos que nomás van a deleitarse de la tragedia ajena, tenían sus caras largas. 

No había ni una sonrisa en toda la calle atestada de vecinos y policías. 

Minutos después llegaron elementos del Cuerpo de Bomberos, pues los cuerpos de rescate habían decidido ya no trabajar por el clima de inseguridad que se vivía en Monclova a causa de las balaceras que protagonizaron los militares. 

Los bomberos vieron que ya nada se podía hacer y trataron de ayudar a que la familia se controlara un poco, pero nada apagaba el inmenso dolor. 

Minutos más tarde, socorristas de Águilas Doradas llegaron al sitio, y esto presentó una desquiciada esperanza para la madre de familia. 

Al verlos, les rogó que volvieran a revisarlo, pero no había poder humano que lograra resucitarlo. 

Los uniformados acordonaron el área y solicitaron la presencia de las autoridades ministeriales, acudiendo los elementos de Servicios Periciales quienes realizaron el peritaje del homicidio. 

Tras terminar su trabajo dieron paso a el agente del Ministerio Público quien dio fe del deceso y ordenó a una funeraria local el levantamiento del cuerpecito, el cual sería trasladado para realizarle la necropsia correspondiente y finalmente entregarlos a los dolidos familiares para su cristiana sepultura. 

Ojalá y el tiempo les reconforte el corazón a Dalia y a Alberto .

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