El llamado “Canibal” de Playa del Carmen, en Quintana Roo, en Quintana Roo, murió ayer por la madrugada en una de las celdas de aislamiento en donde permanecía; el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) lo llevó a pasar a mejor vida.
Gumaro de Dios Arias, oriundo de la ranchería Azucena, perteneciente al municipio de Cárdenas, es el hombre que en el año 2004, un 14 de diciembre, asesinó a su compañero; lo descuartizó y “guisó” parte de sus miembros; “cocinó” las vísceras para tomarse un “caldo” y luego, asó parte de las costillas, el corazón, los riñones y el músculo de una pierna que comió. Ayer, la familia aguardaba trasladar los restos a su tierra natal para darle “cristiana sepultura”.
La historia de este hombre da cuenta de una vida de abusos, lo que le llevó a una aparente venganza que le gustó; la muerte que dio a su amigo, del que luego confesaría era su pareja, fue cosa de un momento de arrebato; estaba drogado.
Los antecedentes de Gumaro, del que en definitiva no tenía nada “de Dios”, señala que a los seis años fue atacado sexualmente por un primo; a su corta edad, allá en su tierra se descubrió su adicción a las drogas; a sus 14 años, su padre, se vio obligado a enviarlo al Ejército de donde se evadió, luego de que presuntamente acuchillara a su Subteniente, que lo traía de “encargo”.
A su captura por haber descuartizado a su amigo, a quien llamó “El Pelón y/o El Guacho” de nombre Raúl González, confesó en una serie de entrevistas periodísticas que allá en su tierra, violó a un sobrino; que atacó sexualmente a una monja; que era el primogénito de once hermanos y que sus padres eran Candelario de Dios y Ana Arias.
Gumaro confesó también haber ido a parar a la cárcel pero por un simple robo de unas camisas y una grabadora; supuso era lo del niño y la monja, pero no; la había “librado” y compurgo una pena de un año, seis meses y nueve días; ningún familiar le visitó.
Partió pues a Chetumal, Quintana Roo; que mató a machetazos a un tipo en el 2004 allá en Mahahual. Ese año se enloquecería de tanta droga y alcohol.
Con oportunidad, Gumaro confesó el crimen de su amigo; de su pareja. Gumaro era homosexual pero también le gustaban las mujeres. Conoció a “El Guacho”, un exmilitar adscrito al 31 Batallón de Infantería del que era desertor; tenía 19 años; era también drogadicto y acabaron siendo pareja; lo conoció en el Petén.
Se fueron a vivir a una palapa ubicada sobre la carretera Chetumal-Playa del Carmen, en unas instalaciones abandonadas propiedad de una inmobiliaria denominada “Residencial La Gloria”.
Gumaro dice que el día que devoró en partes a su íntimo fue el 14 de diciembre; que estaban drogados cuando él recordó que “El Pelón” le debía 500 pesos; se los cobró y no le pagó, por eso lo atacó.
Tomó un grueso cable y golpeó sin piedad a su amigo, ya luego, lo remató golpeándole la cabeza con un block; lo colgó y ya luego con un cuchillo lo comenzó a destazar; le extrajo las vísceras y órganos internos y los cocinó.
Siguió destazándolo y en una parrilla asó el corazón, costillas y riñón. Del muslo izquierdo hizo filetes y los hizo en “barbacoa de borrego”, según dijo.
Con la grasa, frió tortillas; que cercenó una pierna y la puso a cocer con verduras; que hizo tiras de carne cruda y se comió los testículos.
Dormía cuando fue detenido por la policía; abrazaba uno de los miembros destazado de su pareja; Gumaro, dijo que solo quería saber a que sabía la carne humana, y se confesto y confió en su momento, que sabía a pollo. Ayer murió de sida.
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