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martes, 20 de febrero de 2024

La ofensiva visita, y el miedo a perder


Tan forzada fue la recepción de Francisco a la candidata presidencial de Morena, que por primera vez se ve a un Papa dar audiencia sin solideo (el gorrito blanco) ni banda.

Pablo Hiriart
Uso de Razón



febrero 19, 2024 | 8:22 hrs

Pablo Hiriart

Claudia Sheinbaum es atea, candidata de un gobierno hostil a la Iglesia católica, y fue a realizar un acto de campaña electoral al Vaticano.

¿Tan angustiados están en su equipo por el avance de la candidata del Frente opositor?

Por lo visto, así es.

Su visita al Santo Padre fue más allá de la incongruencia. Ofendió a los seguidores de una religión.

Habemus foto

No deja de ser una interesante jugada del Vaticano. Recibió primero a Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición. Las oficinas vaticanas solicitaron a la campaña xochilista embargar la foto hasta un día después. Iban a recibir a Claudia y querían que las imágenes salieran el mismo día. 

Tiene derecho a ser agnóstica, jacobina o lo que quiera, pero es la candidata de un gobierno que ha insultado y calumniado a la Iglesia cuyo jefe es el papa Francisco, al que visitó para hacerse propaganda con la foto.

En campaña, Claudia Sheinbaum se disfrazó de guadalupana, con una falda que lleva a la Virgen Morena estampada.

Integrantes del grupo íntimo del Presidente y de Sheinbaum han hecho exposiciones de pinturas obscenas contra la Virgen, a lo que tienen derecho en ejercicio de su libertad, su mal gusto y sus resentimientos.

Y la semana pasada ella fue al Vaticano únicamente porque Xóchitl Gálvez, católica, había ido un par de días antes.

En todo caso que Claudia Sheinbaum se ponga una falda con los dibujos de El Fisgón o Hernández, dirigentes de su partido, hombres de Palacio y estrategas de su candidatura, vejatorias de la imagen de la Virgen.

El gobierno del presidente López Obrador ha sido el más hostil hacia la Compañía de Jesús en muchas décadas, y por una urgencia de campaña su candidata corrió a tomarse la foto con el jesuita mayor, en la Santa Sede.

Nada se sabe del asesinato de sacerdotes jesuitas en la sierra Tarahumara.

Del gobierno de Morena sólo frialdad han recibido los jesuitas por el doble crimen.

Insultos a granel salen de Palacio Nacional en las conferencias mañaneras hacia el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, vinculado con los jesuitas.

“Corruptos” les ha llamado el Presidente a miembros de la Compañía de Jesús, por sus críticas.

Los obispos católicos “quieren incendiar al país”, han dicho.

Sheinbaum fue a hacer campaña al Vaticano por un cálculo electoral (77 por ciento de la población mexicana se declara católica, según el censo 2020) que exhibe una doblez bastante parecida a la hipocresía.

El primer presidente de Morena y actual sucesor de Sheinbaum en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, es cercano a la Iglesia de la Luz del Mundo, a cuyos ritos o festejos asiste.

Sería más creíble que la candidata presidencial de Morena vaya a visitar al jefe de esa Iglesia, Naasón Joaquín García, preso en Estados Unidos. Y que se tome la foto con él.

O que acuda a la Iglesia evangélica a la que pertenece el Presidente que la hizo candidata y ahora encabeza su campaña.

Dijo Claudia Sheinbaum que durante su encuentro con el Papa él le regaló “consejos de vida”. ¿Cómo cuáles?

Hace tres años el Presidente le envió una carta al papa Francisco en la que exigía que pidiera perdón por los abusos cometidos por los españoles durante la Colonia, en nombre de la religión de Jorge Bergoglio.

¿Se lo reiteró Claudia Sheinbaum al Papa, ahora que lo tuvo de frente?

En su momento (septiembre de 2021) el Papa le respondió a López Obrador con una carta en la que recordaba que “en diversas ocasiones, tanto mis antecesores como yo mismo hemos pedido perdón”.

Se refería a su encuentro de 2015 con poblaciones indígenas celebrado en la sierra de Bolivia. Ya se había disculpado. Pero AMLO quería más.

Ahora que estuvo una hora con él, ¿perdonó Claudia Sheinbaum al Papa, en nombre del pueblo de México?

En su carta a López Obrador, de septiembre de 2021, Francisco le recordó también “las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del pueblo mexicano, provocando con ello un profundo sufrimiento”.

Hace exactamente un año, el Presidente acusó a la Iglesia católica mexicana de apoyar al “bloque conservador” del país en su campaña contra la reforma electoral del gobierno, conocida como el ‘plan B’.

La Conferencia Episcopal (CEM) había expresado que “ante la controversia por la propuesta de reforma electoral que se discute en el Congreso de la Unión, dentro del llamado plan B, los obispos de México expresamos nuestra preocupación por diversos señalamientos que se han hecho sobre irregularidades”.

Monseñor Ramón Castro, secretario general de la CEM, llamó a que “las decisiones legislativas y judiciales que se acuerden respeten los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad que rigen nuestro sistema electoral”.

Sí, la Iglesia está preocupada por los ataques del gobierno al sistema democrático.

Ante ello el gobierno usó al presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y Evangélicas, Arturo Farela, para acusar que la Iglesia católica está tratando de incendiar al país.

Ahí está la voz del grupo gobernante, en esa confraternidad a la que pertenecen quienes todavía despachan en Palacio Nacional.

¿Por qué la candidata de Morena no fue con Farela, en lugar de forzar una audiencia con el Papa católico?

Tan forzada fue la recepción de Francisco a la candidata presidencial de Morena, que por primera vez se ve a un Papa dar audiencia sin solideo (el gorrito blanco) ni banda.

Han golpeado a la Iglesia católica, a sus obispos y sacerdotes, y mandan a su candidata a retratarse con el Papa.

Ella, atea, mete a la religión en la campaña política.

Incongruencia personal, sí. Pero sobre todo miedo a perder las elecciones.


Fuente: El Financiero 

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