Duro golpe a la piratería
Algunos añoran los días dorados de la fayuca en Chetumal, esa época en la que "las importaciones" marcaron el pulso económico de la capital de Quintana Roo. Hay quienes, sin dudar, quisieran revivir ese comercio, pero la realidad es que no se puede, ni se debe hacerlo.
Cuando aún no existía la carretera Escárcega-Chetumal, el contrabando se convirtió en un recurso para "activar la economía". La fayuca, como se le conoce popularmente, se transformó en la principal actividad económica de la región, atrayendo a miles de foráneos, cuyos descendientes ahora critican a "los que vienen de fuera".
Es irónico y a la vez triste: nuestra grotesca realidad.
El reciente operativo en la Ciudad de México contra una megabodega de productos de contrabando abre interrogantes cruciales.
¿La fayuca realmente daña tanto la economía?
Las autoridades insisten en que sí. Argumentan que afecta sectores como la industria del vestido, el calzado y, en consecuencia, al empleo. Sin embargo, carecen de números contundentes que respalden tales afirmaciones.
Tengo otros datos
Hablemos de empleo. Esa megabodega emplea a personal administrativo, anaqueleros, alijadores, transportistas y atiende a una clientela, en su mayoría comerciantes locales y de otras partes del país. Esos comerciantes, a su vez, sostienen a una red de clientes frecuentes y esporádicos.
Con el decomiso, el gobierno federal ha causado un daño inconmensurable. Si nadie acredita la propiedad de la mercancía decomisada –con factura en mano–, esta será destruida.
¿Usted lo cree?
Es inevitable recordar el dicho: "Al ladrón, al ladrón..." mientras el verdadero ladrón se lleva el botín.
El gobierno asegura que el contrabando afecta a la industria nacional, a los derechos de autor y evade impuestos. Pero hay preguntas incómodas que quedan sin responder:
1. ¿Cómo ingresaron esas toneladas de mercancía al país
2. ¿A cuánto asciende el monto de los impuestos evadidos?
Cualquier cantidad, dicen, podría destinarse a programas sociales, educación y salud. Pero, ¿realmente lo cree?
La realidad de un sistema perverso
El decomiso no solo afecta a la economía del contrabando, sino también a cientos de trabajadores que dependían de esa actividad, directa o indirectamente. Hoy, esos empleados se ven forzados a buscar refugio en algún programa social para sobrevivir.
Mientras tanto, los políticos siguen mejorando su calidad de vida, navegando entre lujos y privilegios. Para ellos, estar bien no es un reto, mientras el ciudadano común se acostumbra a mendigar del sistema de Bienestar.
Reflexión final
¿Quién pierde y quién gana?
Los fabricantes de China, lejos de preocuparse, seguramente ya planean aumentar su producción. Mientras tanto, las fuerzas armadas deberán estar atentas, porque no faltará quien busque negociar la próxima mordida para mantener abierto el acceso a este mercado ilegal.
"Al ladrón, al ladrón..."
El verdadero ladrón siempre sabe llevarse el botín.
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