Jorge Meléndez Preciado
Iniciando el año surge la matanza en el país, algo que según los pronósticos del gobierno peñanietista no ocurriría. Pero ya sabemos que los múltiples propósitos oficiales han quedado en mera verborrea. Tanto así que The New York Times ha señalado que lejos de cumplir sus promesas, la administración federal actual se irá con graves incumplimientos, varios de los cuales ya son evidentes, entre ellos la seguridad.
La alcaldesa de Temixco, Morelos, Gisela Mota, fue asesinada en su domicilio, por un comando. Gracias a los parientes que siguieron a los matones, algunos fueron detenidos por la policía, otros muertos y varios más huyeron. Algo que llevó al genial caricaturista Magú a decir que llegó puntual la tarjeta de año nuevo con la macabra receta: empezó la horrible ceremonia (La Jornada, 4 de enero).
En los últimos años, por cierto, han sido abatidos 73 presidentes municipales; 31 en el sexenio del imperturbable y cínico Felipe Calderón y 40 en este gobierno priista; seis, no se olvide, en 2015. Los estados donde hay más bajas de este tipo son: Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Veracruz (Maite Azuela, El Universal, 4 de enero); aunque en Morelos también la sangre fluye por todos lados, incluso desde el inicio de la gestión de Graco Ramírez.
Pero no únicamente son los ediles quienes caen. México es líder en América Latina en la matanza de sacerdotes: 35 en los últimos 24 años; diez ultimados y dos desaparecidos en la era de Enrique de Atlacomulco.
También los periodistas están en esta mala condición. 103 victimados en los 15 años más recientes y 25 desaparecidos, según la oficina que supuestamente debe proteger a los tundemáquinas y no hace nada al respecto, creada por la PGR.
En muchos de los casos de alcaldes, curas y reporteros se dice que tenían nexos con la delincuencia que trafica droga pero jamás se investiga bien y menos aún se detiene a los culpables, lo cual muestra que en el fondo hay una ausencia del estado de derecho en nuestro país, no obstante que todos los días se hable de una nación democrática (ja,ja).
En 2015, según el especialista Eduardo Guerrero (Nexos, enero de 2016), hubo 18 mil 300 homicidios dolosos, un poco menos que en 2011, pero no para echar cuetes.
En tanto el Inegi señala que la incidencia delictiva en 2010 fue de 30 mil 532 casos y en 2014 subió a 41 mil 655.
Cifras que muestran la descomposición social, penal y policiaca que vivimos.
Graco Ramírez, que desde el principio de su mandato tuvo enfrentamientos entre genízaros locales y federales, ha señalado que el mando único resolverá el problema en Morelos. No será así ya que han caído incluso varios miembros de su partido, el sol azteca. Y es que el hombre no se dedica a gobernar sino hacer negocios con su mujer, Elena Cepeda, a vituperar cada vez que puede a López Obrador y a elogiar a Enrique Peña Nieto. Todo con el objetivo de ser candidato perredista en 2018, sin importarle nada de lo que ocurre en su entidad.
El mando único, dicen especialistas, no funciona y es anticonstitucional. Mientras que el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Alejandro Vera Jiménez, y el poeta Javier Sicilia, señalan que el de Graco es un gobierno corrupto y fallido.
Ante ese negro panorama hay una disputa entre el nuevo presidente municipal de Cuernavaca, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, y Ramírez Garrido. Ambos son muy buenos para las descalificaciones y los vituperios, pero los dos son una nulidad para atender los problemas de los habitantes de esa región soleada y abrumada por los narcos llamados Rojos, Guerreros Unidos y varios cárteles más.
Aunque el problema mayor no se encuentra en un estado sino en un país disfuncional.
Fuente: homozapping.com.mx