Un anuncio en el periódico lo enganchó. Ofrecían 100 dólares (unos mil 300 pesos) por cruzar directorios telefónicos a Estados Unidos, la oferta era atractiva. Aceptó. Lo que en realidad transportó fueron metanfetaminas con un valor de un millón de dólares (más de 13 millones de pesos).
El pasado 29 de enero, Alejandro “N”, de 24 años de edad, recibió la noticia del abogado de oficio del Metropolitan Correctional Center (MCC) en San Diego, California.
“¿Sabes lo que cruzaste?, metanfetaminas. Cinco kilos, un millón de dólares… te van a echar de 25 a 50 años. Es la droga más penada.”
Entonces, Alejandro recordó el anuncio en el periódico local y los 100 dólares que le prometieron cuatro días antes, sólo por cruzar y repartir directorios telefónicos en el área de Chula Vista, localizado al sur de California.
El joven residente, que cruzaba diariamente hacia Estados Unidos a trabajar en una tienda departamental, refirió que un amigo le comentó que en los periódicos estaban solicitando personal para cruzar directorios telefónicos.
“Me quedé de ver en un estacionamiento a un costado de la garita internación del Otay. Llegó un hombre. A mí me dio desconfianza porque vi el anuncio en el periódico. Me dijo que por repartir directorios telefónicos me pagarían a la vuelta 100 dólares”, narró.
La hora pactada fue las cuatro de la tarde, cuando baja la fila en una garita donde cruzan más de 70 mil vehículos al día. A decir de la víctima, le proporcionaron un pick up F-150 y le cargaron el vehículo de directorios amarillos en la cajuela.
“Fui la carnada de alguien con más droga atrás, estoy seguro. No llevaba ni 10 minutos en la fila cuando llegaron los agentes de protección aduanal con los perros. Me ordenaron que me bajará”, refirió.
Alejandro comprendió que la camioneta iba cargada de droga.
Luego de cuatro días de encierro, el joven fue trasladado por los agentes de Immigration and Customs Enforcement (ICE) al Metropolitan Correctional Center, que alberga personas detenidas por delitos contra la salud en Estados Unidos.
“Me leyeron los cargo a la semana. El fiscal me señala, apuntaba, hablaba mal. Me decía que por cruzar metanfetaminas serían de 20 años a toda la vida. Me decían que no me defendiera, que perdería el caso. Pero yo no había hecho nada; entonces, me encomendé a Dios”, comentó el joven.
El proceso fue largo: cuatro meses encerrado en un “rancho”, en una celda con más de 60 reos relacionados con el tráfico de enervantes. Alejandro, que sólo quería ganar 100 dólares fue integrado a la pandilla de Los Paisas.
Luego de cuatro meses recibió una llamada: “El fiscal te exoneró, se dieron cuenta que no tenías nada que ver”. Sin embargo, la batalla continuó, pues durante un mes peleó la residencia estadounidense.
“Fue algo horrible. Yo sólo quería ganarme un ingreso extra para seguir estudiando, para ayudar en casa”, lamentó Alejandro, quien ahora reconoce que se convirtió en otra “mula del narco”.
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