martes, 13 de noviembre de 2012

Vecinos de la PGJ se quejan contra sus elementos

Gaspar Armando García Torres, Procurador de Justicia de Quintana Roo

Carta a
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
De Emmanuel Martínez

Lo que escribiré en esta carta lo saben todos: los cuerpos policiacos de Quintana Roo no sirven ni un carajo para cuidar la seguridad de nosotros, los ciudadanos. Eso nos queda claro, así que no espero descubrir el hoyo negro. Pero como sé que muchos policías son asiduos visitantes de tu página para chequear como van en deportes, espero que lean esto y sepan que estamos hartos de ellos (aunque estoy seguro que también están enterados de esto).

Digo lo anterior porque he sido testigo innumerables veces de cómo familiares y amigos han sido víctimas de la delincuencia sin que la Policía logre hacerles justicia. “Que no tenemos los elementos suficientes para investigar”; dicen, “Ni se mate señito, eso ocurre todos los días”; “no es la única”, típica frase con la que pretenden tranquilizarnos.

¡Ah! Pero en cambio leemos noticias de cómo un policía “en aras de defender la integridad de “X” funcionario a quien cubría como guardaespaldas (porque nosotros pagamos con nuestros impuestos el sueldo de todos los guaruras de los políticos, amén de que son menos los policías que están en las calles para cuidarles el culo a nuestras flamantes autoridades), terminó por dispararle a “X” sospechoso que resultó ser un simple transeúnte que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino.

Pues bien, la semana pasada a uno de mis vecinos, que tiene su casa casi enfrente de la Procuraduría General de Justicia del Estado, allá por la Colonia Italia, le robaron más de 150 mil pesos en joyas, efectivo y aparatos electrodomésticos. Lo peor del asunto es que fue alrededor de las 4 de la tarde, en la mera hora de cambio de turno de los judiciales.

Claro que estoy consciente de que no es deber de los judiciales cuidar al ciudadano. ¡Pero por Dios¡ ¡ocurrió enfrente de donde entran y salen sus vehículos¡ Siempre tienen apostados a tres o cuatro elementos cuidando esa entrada, ¿Y ninguno vio que alguien entraba a robar a una vivienda cuya reja permite ver que una persona se metió a la fuerza? ¿O no escucharon los ladridos de nuestros cinco perros conjuntos que ladran a cualquiera que se acerque a nuestras viviendas?

“No vimos nada, se los juramos. Si le robaron es posible que haya sido su culpa por no cerrar la puerta” nos dijeron los guardias de la “Procu” cuando les fuimos a cuestionar si habían visto algo.

¿Pues saben qué? ¡Chinguen a toda su puta madre! Teníamos ganas de gritarle pero la intimidación de otros siete elementos que llegaron nos ganó a todos los vecinos.

Y es que déjenme decirles que nosotros tenemos la mala suerte de vivir cerca de la Procuraduría. Mala suerte porque tenemos que aguantar sus prepotencias: se estacionan desde las seis de la mañana enfrente de nuestras salidas de carro y si les reclamamos ni nos pelan o nos dicen: “no tardo, sólo voy a pasar tarjeta”, aunque esa “pasada” tarde más de cinco horas. Para que muevan su vehículo, debemos de entrar a la Procu, pedir que busquen al dueño de tal vehículo (la mayoría de los cuales no tienen placas) y esperar a que se le inchen los gumaros para que mueva su auto, mentándonos la madre entre dientes.

Por eso la mayoría de los vecinos nos hemos visto obligados a levantarnos a las 5:30 de la mañana, sacar nuestros autos y volvernos a dormir.

Y también debemos cuidarnos de las imprudencias de los judiciales. Déjenme decirles que la calle Génova entre Roma y Carranza, la que está al lado de la tienda del ISSSTE y de la Procuraduría, se convirtió en un solo sentido hace ya algunos años. Pues bien, a los judiciales esto les vale y se meten a toda velocidad en ella con tal de no dar la vuelta a la cuadra para ingresar a su estacionamiento. Casi diario vemos cómo un ciudadano recibe el susto de su vida al ingresar en esta vía, y que de repente se encuentre con una camioneta dirigiéndose hacia él a toda velocidad. Porque eso sí, uno tiene que cederles el paso, porque ellos nunca lo harán.

O que tal cuando llega el Gobernador de visita a la Procu. Sin avisarnos, como a las ocho de la mañana, escuchamos el ruido de grúas llevándose nuestros autos que estacionamos afuera. Y cuando reclamamos que hicimos mal, pues están frente a nuestras viviendas, nos dicen descaradamente: “Es que el Gobernador va a venir y quiere limpia la calle, que no se vea ningún automóvil. Lo siento jefe, sólo sigo órdenes. Vaya a buscar su coche al corralón y explíqueles, no les van a poner multa”.

Soportar todo esto, y para que luego ni siquiera puedan echarle “un ojo” a tu casa como muestra de respeto al vecino que te aguanta tus prepotencias, es no tener madre, opino yo. Por eso y más me duele reconocer que deseo con todo mi corazón que esos cabrones de los polis y judiciales vivan en carne propia un robo, asalto o la impotencia de ser víctimas de un prepotente. Lo siento, pero eso les deseo.

Carta tomada de Mi Chetumal
Atención Dominga Calles

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