La Policía Federal detectó que su flota de vehículos blindados operaba de manera limitada y con altos niveles de “vulnerabilidad” frente a la delincuencia organizada, por lo que en la administración anterior solicitó la compra de 40 unidades de operaciones especiales por un costo de casi 70 millones de pesos.
En la ficha técnica que presentó a la Secretaría de Hacienda, la corporación argumentó que el poderío económico de las bandas delictivas, su armamento y equipo de comunicación les permitió asestar “golpes certeros” contra integrantes de diversas corporaciones policiales, incluida la PF.
Consideró que la adquisición de 40 vehículos blindados nivel V es de vital importancia para robustecer el estado de fuerza para enfrentar al crimen organizado con unidades en óptimas condiciones y tecnología de punta.
Según la corporación, estas adquisiciones representan una inversión de 69 millones 182 mil 400 pesos.
En el rubro denominado “descripción de la problemática”, la PF sostuvo que tiene un déficit de vehículos blindados que tuvo su origen desde el proceso de integración de las diversas corporaciones policiales, “encontrándose inicialmente con una diversidad de vehículos deteriorados, inoperantes y obsoletos, privilegiando en todo momento la adquisición de unidades radio patrulla”.
Refirió que en su momento éstas fueron adecuadas para combatir la delincuencia, sin embargo la “realidad actual” demostró que las bandas criminales poseen un alto poder económico que puso en desventaja a la policía.
La PF consideró indispensable robustecer el parque vehicular con blindaje incluido a fin de ampliar la capacidad de reacción operativa de las diferentes unidades para acotar a la delincuencia organizada que se ubica en diferentes plazas y que entre diversas organizaciones se disputan por obtener el control de las mismas.
Agregó que la compra de los vehículos blindados fortalecerá la flota de la corporación con lo que estará en posibilidades de atender los requerimientos en apoyo de estados y municipios durante operativos y desarrollo de actividades de inteligencia, prevención de ilícitos, aseguramiento de drogas y mercancía ilícita.
Según el análisis, la flota llegó a registrar “limitados” niveles de operación, lo que conllevaba un deficiente seguimiento en las acciones o “eventos de vulnerabilidad contra las vidas de los elementos (policías) que participan en operaciones de alto impacto”.
Indicó que el éxito de las acciones emprendidas contra los grupos delictivos radica en gran parte en la capacidad tecnológica de los equipos y “en la capacidad física y orgánica de los elementos operativas, ya que el detrimento de sus herramientas de trabajo repercute en los resultados de la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada”.
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