En una sorprendente cadena de eventos, el primer indicio de la inminente partida de Azucena Uresti provino de la Delincuencia Organizada. Posteriormente, desde Palacio Nacional, se insinuó un despido fulminante.
Este abrupto cambio ha generado diversas reacciones en el ámbito oficial. Mientras los jilgueros de la parte gubernamental celebran la salida de Uresti, destacando la eliminación de un personaje de alta gama, la incertidumbre y las especulaciones sobre los motivos detrás de esta decisión se han apoderado del panorama periodístico.
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