Mexicali, Baja California
Carlos Alberto Oceguera Farías, de 16 años, cayó en la trampa a través del Facebook.
Había conocido a Cristina, de la misma edad, apenas el mes de enero pasado. Desde entonces sólo dos veces se habían visto, una en la casa de ella a donde fue a visitarla y otra en una fiesta en San Pedro Residencial.
El resto de la relación fue por Facebook. Nunca pensó que la madrugada del 17 de julio, cuando recibió el mensaje de Cristina a través de la red social, no era ella.
En sus mensajes de la madrugada del pasado domingo, lo invitaba a ir a visitarla “porque estaba sola”. Sólo que en realidad se trataba del novio de ella, un adolescente de 16 años que, enloquecido por los celos, buscaba matarlo por “meterse con su chica”.
Relación en la red
A principio de año, Carlos Alberto conoció en una fiesta a Cristina “N” y por medio de Facebook tuvieron contacto. Saludos, mensajes y comentarios de adolescentes los compartían. Se llevaban bien.
Una vez acudió Carlos Alberto a saludar a Cristina a su casa. Nunca hubo mayor relación que la entablada por medio de la red social.
Novio celoso
Cristina, por su parte, tenía su novio. Desde el inicio de su noviazgo con Adrián “N”, descubrió que era celoso. Los celos se convertían en obsesión. Incluso, cuando ella volteaba a ver a alguien, Adrián le jalaba el cabello o le reclamaba.
Cristina siguió con Adrián, quien incluso revisaba los mensajes que ella recibía y enviaba a través de Facebook.
Coincidencia fatal
La madrugada del domingo pasado, Cristina estaba en casa de Adrián. En un momento casi al amanecer, Adrián entró a la cuenta de facebook de Cristina, para revisarla nuevamente. Por coincidencia, Carlos Alberto entró al Facebook para “checar” mensajes de sus amigos.
Adrián se percató que Carlos Alebrto estaba en la red y le pidió a Cristina que le explicara quién era esa persona. Ella le dijo que era un amigo de la red social. En ese momento, Adrián se enfureció. Empezó a mandar mensajes desde la cuenta de Cristina a Carlos Alberto, donde lo invitaba a visitarla.
Los mensajes empezaron a ser más sugestivos, cuando…
Cristina le decía que estaba sola en casa de sus abuelos. Lo incitó para que fuera a la brevedad posible a visitarla y aprovechar el tiempo. Incluso, en uno de los mensajes, le pedía llevar preservativos.
El crimen
El joven bachiller cayó en la trampa. Salió de su casa y tomó un taxi para dirigirse a la cita con Cristina. El taxista lo dejó en un fraccionamiento, frente a la casa donde había sido citado a través de Facebook. Cuando llegó, Adrián abrió la puerta y lo invitó a pasar.
“Así que tú eres el que anda de galancito con mi novia”, le reclamó Adrián al joven estudiante.
Y sin mayor preámbulo, Adrián le dio un golpe con un bat en la cabeza. Noqueado, el joven bachiller no pudo hacer nada para defenderse. Mientras eso ocurría, Cristina estaba en un cuarto en la parte alta de la casa, sin saber que abajo su amigo de la red social era asesinado y degollado.
Cuando Carlos Alberto yacía muerto, Adrián tomó una cobija con dibujos de piel de leopardo, envolvió el cuerpo con ayuda de Cristina y lo llevaron a tirar a la colonia Castro.
Luego regresaron a casa, como si nada hubiera pasado.