Carlos Bibiano Villa Castillo |
Tom Horne en Quintana Roo
por Juan Bustillos
Es de imaginar el susto que Borge dio al crimen organizado con el puro anuncio de que el general retirado Bibiano Villa operará en el estado
Ya empezaron las pruebas para los periodistas comprometidos a acomodar sus políticas editoriales a las necesidades de la guerra contra el crimen organizado.
Las ejecuciones siguen y lo desafíos a la autoridad son cada vez más ominosos, pero también ya aparecieron quienes públicamente persiguen a los criminales con sus propios métodos.
¿Cómo lidiar con estos temas?
Hace unos días en Quintana Roo asesinaron a una persona y quienes hicieron pedazos su cuerpo dejaron un mensaje amenazador a quien será responsable de la seguridad pública en el gobierno de Roberto Borge, el general Bibiano Villa.
El responsable del homicidio reveló a la policía que el grupo de los “Z” tiene dispuesto un batallón de 90 sicarios para dar la bienvenida al general Villa, 45 de los cuales están apostados en Cancún.
El general se convirtió en noticia reciente gracias a la entrevista que le publicó en La Jornada la periodista Sanjuana Martínez; el tema lo siguió Carmen Aristegui en MVS y nosotros en IMPACTO en sus versiones de Diario, Revista y TV.
La fama del militar, que viajará a Quintana Roo proveniente de Torreón, en donde era responsable de la seguridad pública, trascendió inclusive la frontera norte gracias a sendas entrevistas periodísticas. Su lenguaje, pero sobre todo sus métodos, lo hacen temible.
Es de imaginar el susto que Borge dio al crimen organizado con el puro anuncio de que el general retirado operará en Quintana Roo.
Conforme a las declaraciones de Víctor Manuel Medrano (a) “El Chumil”, el coordinador de los “Z” en Quintana Roo que dejó el mensaje amenazador al general sobre los restos del ciudadano asesinado, justificó sus intenciones de asesinar a Villa porque lo sufrió en Torreón cuando delinquía en aquella ciudad coahuilense.
Según “El Chumil”, don Bibiano mataba a cuanto criminal encontraba en su camino, fuera policía, “tiendero”, “halcón” o sicario.
O sea que intuyó lo que pasaría a él y a sus cómplices en cuanto el general tomara el mando de la policía de Quintana Roo.
¿Cuál fue el propósito del militar al dejarse entrevistar por La Jornada, MVS e IMPACTO?
Si quería aterrorizar a los criminales lo logró, como lo reconoce "El Chumil". Lo normal es que también infundiera pavor a lectores y radioescuchas.
La cuestión es que, como reconoció Carmen Aristegui, un buen porcentaje de su auditorio aprueba los métodos del general y eso que cuando habló con Sanjuana Martínez mencionó que a las mujeres "halcones" (que cumplen funciones de espías para los narcos) las ata de la cabeza con una cinta para que mueran completas.
El general se defendió diciendo que utilizó un eufemismo porque le gusta matar a mujeres, pero de amor.
El fenómeno mediático causado por sus palabras es digno de estudio porque permite suponer que la sociedad quiere un defensor sin importar que sus métodos sean como los que se achacan al general Villa y que él presume orgulloso.
Digamos que es una especie de Tom Horne, pero no olvidemos que aquel vaquero defensor de los ganaderos del Viejo Oeste fue llevado a la horca por sus defendidos cuando éstos creyeron que sus métodos podrían ser usados contra ellos.
Como pasó a don Javier García Paniagua, a don Miguel Nazar Haro y a tantos otros que eran aplaudidos por la sociedad y luego fueron ejecutados mediáticamente por las buenas conciencias.
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