jueves, 16 de junio de 2011

Nota rescatada correspondiente a 25 agosto de 2009

Angélica María Muñoz Cervantes

A. Navarro y R. Mosso *
Proceso

Entre la hora del ataque a la joven Angélica María Muñoz Cervantes y el momento en que su pareja, Sergio Antonio Hank Krauss, declaró ante el Ministerio Público, transcurrieron 12 horas. Durante ese lapso, el joven tuvo tiempo de deshacerse de algunas evidencias.

El hijo del exalcalde de Tijuana Jorge Hank Rhon, y de Minerva Krauss, lavó el vehículo donde, según él, la madrugada del viernes 14 trasladó a su pareja desde el departamento donde ella y su familia vivían, en la colonia Los Altos, hasta el Hospital Ángeles en la zona del Río, en aquella ciudad. Borró las manchas de sangre; es decir, eliminó lo que sería una importante evidencia para el departamento de periciales del estado de Baja California.

Además, y a pesar de que asegura haber pasado la mayor parte de ese tiempo en las instalaciones del nosocomio, Sergio Antonio mandó lavar la ropa que vestía cuando acudió a rescatar el cuerpo de Angélica María –madre de su hija–, quien murió el sábado 15 por la noche.

Los agentes del Ministerio Público que lo interrogaron ese mismo día, poco antes del deceso de su novia, aseguran que el joven se mostró “muy cooperativo”, pero, agregan, “se evidenció muy preparado para su declaración”.Consultados por reporteros del semanario Zeta, agentes de la Procuraduría General de Justicia de Baja California aseguran que para ellos el hijo del exalcalde de Tijuana “es un sospechoso de ese asesinato”.

Las primeras versiones indicaban que se había tratado de una ejecución relacionada con el crimen organizado. Sin embargo, de acuerdo con los reportes de inteligencia de las policías locales y federales, entre las células del cártel de los hermanos Arellano Félix nadie sabía del homicidio de Angélica María.Ahora la principal línea de investigación se centra en lo pasional, arguyen las autoridades consultadas.

Refieren, por ejemplo, que la pareja del hijo del exalcalde Jorge Hank estuvo casada con Julio Loya Quiralte, agente de la Policía Ministerial de Baja California, con quien incluso engendró una niña que hoy tiene cinco años de edad y del que se divorció el año pasado.Así mismo, los investigadores de la procuraduría no descartan la posibilidad de que en este homicidio esté implicado “un tercero en discordia”.

Y enumeran las inconsistencias en la versión de Hank Krauss:

  1. Reconstrucción de la línea de tiempo: El jueves 13, el joven recogió en su casa a Angélica María para llevarla a la celebración de “la boda de unos primos” en La Paloma, donde estuvieron un rato y luego la regresó a su departamento. Después, él se dirigió a la casa de su madre, ubicada en La Mesa, y la madrugada del viernes 14 regresó a Los Altos por el cuerpo de Angélica María para trasladarlo al Hospital Ángeles.Los investigadores no conocen el momento en que Hank Krauss salió del hospital para llevar a lavar su auto y retirar las manchas hemáticas; tampoco les queda claro el momento en que el joven se cambió de ropa y ordenó que las prendas que se quitó fueran lavadas también.
  2. Escena del crimen: Cuando los peritos llegaron al departamento en el que fue asesinada Angélica María no encontraron ningún casquillo, pese a que el cuerpo de la víctima presentaba cuatro impactos. Así mismo, las manchas de sangre en el departamento les indicaron movimientos que no fueron relatados oficialmente por Hank Krauss. En el cuerpo de la joven quedó alojada una bala proveniente de un arma .38 regular, diferente a las que suelen utilizar los sicarios.
  3. Parte a las autoridades: A pesar de que el hijo del exalcalde de Tijuana aseguró que encontró herida a su pareja, por lo que pidió a su escolta que hablara al 066 para solicitar ayuda, ninguna llamada entró al Centro de Control y Mando de la Policía Municipal; tampoco fue requerida oficialmente ninguna ambulancia para el traslado de la joven. Fue el propio Hank Krauss quien la cargó y la trasladó en su vehículo al hospital mencionado. Ninguno de los médicos dio parte al Ministerio Público sobre el ingreso de una joven herida de bala.
  4. Revisión: Algunos vecinos dijeron a los investigadores que escucharon golpes en la puerta del departamento de Angélica María y luego los disparos; otros mencionaron que no escucharon los forcejeos ni los disparos. Debido las inconsistencias en las declaraciones de los sospechosos Hank Krauss y Loya Quiralte, expareja de Angélica María, así como por las indagatorias en la escena del crimen, la Procuraduría General de la República analiza el expediente de nueva cuenta.


El novio
La relación de Angélica María con Sergio Hank Krauss se inició a finales de 2008, la pareja procreó una niña, que hoy tiene 11 meses.
El jueves 13, dicen algunos de los entrevistados y el propio hijo del exalcalde de Tijuana, el joven llegó a la hora de la comida al edificio donde vivía su novia, lo acompañaba su escolta Christian Lizárraga.
Hank Krauss recogió a Angélica María y a las dos hijas de ella, los cinco salieron rumbo a Rosarito, a una boda en La Paloma.
Según la versión de Hank Krauss y su escolta, estuvieron seis horas en el convivio, salieron antes de las nueve de la noche.
La pareja se separó alrededor de las 11 de la noche, cuando Hank Krauss dejó a Angélica María en su departamento de la calle Rivapalacios, en el fraccionamiento Los Altos, delegación Playas.
De ahí, según su declaración, Hank Krauss se fue a su casa, en avenida Las Américas, fraccionamiento El Paraíso, en la delegación La Mesa.
De su presencia en ese domicilio a la hora en que se cometió el crimen, él puso como testigos a dos de sus hermanos: Lobo y Jorge Hank Krauss.
Aseguró que alrededor de la una de la mañana del viernes 14 recibió vía radio la llamada de auxilio de su pareja, quien le comentó que alguien estaba pegando a la puerta de su departamento.
Él le dijo que viera de quién se trataba y colgó, momentos después, la mujer habló de nuevo, estaba alterada. Hank Krauss declaró que ella le gritó que alguien se estaba metiendo a su casa, fue entonces cuando decidió ir a ayudarla.
Durante el trayecto de su casa al garaje y de ahí a la caseta de seguridad del fraccionamiento donde se ubica la residencia de la familia Hank Krauss, donde pidió al guardia, Arturo Magaña, que le abriera la puerta, Angélica María le llamó por tercera ocasión.
Salió al bulevar Agua Caliente y bajó a la vía rápida; luego tomó la avenida Internacional, hasta llegar a Los Altos.

Iba acompañado por Magaña.
Angélica, arguyó Hank Krauss, ya no le contestó el radio, a pesar de que, dice, intentó comunicarse con ella.
Dijo que al llegar al departamento buscó a su hija y vio a su novia tirada en el piso, en medio de un charco de sangre.
También relató que, como no llegaba la ayuda, levantó a Angélica María ayudado por Magaña y la bajó del departamento, ubicado en el segundo piso, la subió a su carro y se fue al hospital, donde la operaron de emergencia.
Alrededor de las seis de la mañana del viernes 14, la familia de Muñoz Cervantes fue notificada de los hechos.
Al día siguiente, por la tarde, cuando el incidente ya se había hecho público, Grupo Caliente, propiedad del exalcalde Jorge Hank emitió un comunicado para informar que “el estado de salud de Angélica María Muñoz Cervantes es sumamente grave y no se tiene la certeza de poder salvarle la vida”.
La joven murió el sábado 15 por la noche.

El exmarido
Al conocer los hechos, el policía Julio Loya Quiralte acudió a la Procuraduría General de Justicia del estado para deslindarse de lo ocurrido a su exesposa Angélica María Muñoz Cervantes.
Lo hizo el viernes 14 a las siete de la tarde, casi tres horas antes de que Hank Krauss se presentara ante el Ministerio Público asesorado por sus abogados.
Loya Quiralte explicó que se casó con Angélica María en diciembre de 2003, cuando la hija de ambos tenía un mes de nacida; que se separaron en 2006 pero se divorciaron a mediados de 2008. Para entonces la muchacha ya esperaba una hija de Hank Krauss.
Asímismo, declaró al agente ministerial que se enteró de los hechos porque el esposo de una hermana de Angélica María, quien es su compadre, fue a su domicilio, en la colonia Altamira y le dio los pormenores.
El compadre, según Loya Quiralte, le informó que alguien había forzado la puerta y se había metido al departamento de su exmujer y que le habían dado dos tiros en la cabeza.
Pero a las ocho de la mañana del viernes 14, su excuñada le habló para avisarle que necesitarían “pintas de sangre” para Angélica.
Se aseó y llegó al Hospital Ángeles poco después de las nueve de la mañana, pero le dijeron que ya no lo necesitaban.
Ahí, continuó Loya Quiralte, se dirigió al Grupo de Lesiones de la Subprocuraduría de Tijuana para preguntar si ya había un acta de averiguaciones previas de los hechos.
También declaró que se comunicaba regularmente con su excónyuge para saber cómo estaba su hija, a la cual veía cada 15 días.

(Directora y reportera del semanario Zeta, de Tijuana. Versión resumida.)

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