Murió Miriam...así era ella no permitía que por ser mujer le dijeran frases hirientes

Córdoba, Veracruz

Ana Miriam García Loyola murió de un balazo en la cabeza luego de haber abofeteado a un borracho que la ofendió en Cuautlapan, congregación del municipio de Ixtaczoquitlán.

“Miriam” como todos la conocieron en su natal barrio de El Silbato, era madre de tres niños de siete, seis y cuatro años de edad.

Para quienes la conocieron y sobre todo para su madre Reyna Loyola, así era la personalidad de Miriam, no permitía que por ser mujer le dijeran frases hirientes y de ser necesario cobraba el agravio a golpes.

Está crónica se realiza en base a la información con la que se reconstruyeron los hechos de la madre desconsolada.

LA LUCHA POR SOBREVIVIR

Tenía 25 años y junto con su esposo Juan Márquez Muñoz luchaban desesperadamente para proveer a sus hijos de lo necesario, el esposo trabajó como distribuidor de una empresa lechera, pero los honorarios eran de miseria frente a la responsabilidad, posteriormente se fueron a trabajar a las maquiladoras de Juárez en donde permanecieron por cuatro años en esa peligrosa ciudad.

Volvieron al la colonia El Silbato pero el empleo escaseaba así que hace un año a su esposo se le presentó la oportunidad del traspaso de un bar en Cuautlapan y de inmediato se mudaron a esa comunidad, municipio de Ixtac, a probar suerte; además de tener el bar, agregaron otro negocio, las maquinitas para juegos digitales, divididos en la cantina.

El bar “El Chayote” lo atendía su esposo Juan Márquez Muñoz y una mesera, pero Miriam auxiliaba regularmente a su esposo cuando tenía que salir, hacían cuentas al final de la jornada, pero su principal ocupación era su hogar y atender a sus hijos.

Vivieron en paz hasta la noche del jueves 28 de julio, cuando unos parroquianos al pagar la cuenta lo hicieron con un billete de alta denominación, por lo que Miriam fue a cambiarlo y al regreso les llevó el cambio hasta la mesa, uno de los clientes le dirigió soezmente unas frases. Ella preguntó ¿Qué dijo?. El hombre lo repitió y ella le propinó una cachetada.

Ella volvió a su cocina y el hombre salió de la cantina prometiendo vengarse. Efectivamente unos minutos después regresó armado de un machete, ahora fue el dueño del bar y esposo de Miriam quien lo enfrentó con un garrote. Cuando Miriam fue informada de la pelea en el bar, regresó al negocio y junto con su esposo desarmaron al agresor, quien al trastabillar se golpeó la boca provocándole un sangrado abundante.

Los acompañantes se deslindaron del ataque y prometieron ser testigos neutrales en caso de ser llamados por las autoridades ministeriales, menos el hermano del parroquiano por segunda vez apabullado.

Serían como las diez de la noche cuando ya se preparaban a bajar la cortina del bar y cerrar cuando sorpresivamente el sujeto ingresó ya no a la cantina, sino al patío de la vivienda y le hizo varios disparos a Juan Márquez Muñoz que corrió para salvaguardar su vida, siendo perseguido por el agresor. Miriam en ese momento se dirigió al cuarto en dónde sus tres hijos y dos sobrinos veían televisión.

Se supo que ella en un intento por proteger a los niños buscó un garrote y enfrentar nuevamente al sujeto, lamentablemente el borracho sabía de la bravura de la mujer y le disparó a la cabeza en la zona frontal.

Miriam fue llevada al hospital de Río Blanco, en donde los médicos se sorprendieron de que llegó consciente porque la lesión era letal, Miriam siguió luchando por su vida hasta el sábado 6 a las dos de la madrugada cuando expiró.

Fue sepultada en el panteón de Tezonapa entre el llanto de sus familiares, principalmente su madre, hermana y su esposo.