miércoles, 7 de septiembre de 2011

Como dicen por ahí: para bailar danzón se necesita dos personas, declara asesino de Iztapalapa

México, Distrito Federal 

Jorge Antonio Iniestra Salas y Clara Tapia Herrera están detenidos, acusados de secuestro, homicidio calificado, lesiones y otros delitos cometidos durante siete años.

Claudia, Juan Carlos y Ana Laura Iniestra, además de Soledad Salas y Érick, hermano del asesino, también fueron cómplices de los abusos.

Gabriela y Rebeca, hijas de Clara Tapia, se convirtieron en parejas sentimentales de su padrastro, de estas relaciones hubo cinco hijos.

Mientras que su hermano Ricardo, fue obligado a trabajar y era objeto de golpes. 

“Este individuo, conjuntamente con las adolescentes y su progenitora, mantenían relaciones íntimas con él, actos que observaba Ricardo, el hijo menor de la madre de familia”, explicó el procurador Miguel Ángel Mancera.

La Procuraduría General de Justicia del DF tuvo conocimiento del caso cuando la madre denunció a su pareja el pasado 1 de julio, fue así como la policía de Investigación investigó las actividades de la familia Iniestra Salas y el paradero de los adolescentes y nietos de Clara.

A causa de los abusos cometidos, Rebeca falleció en noviembre de 2009, mientras su bebé recién nacida murió cuando Iniestra lo tomó en sus brazos y obligó a succionar el pecho de su madre, la asfixió.

“La colocó en el pecho del cuerpo sin vida para que, según él, con la lactancia reaccionara”, detalló Manera.

Los cuerpos permanecieron un mes en la vivienda tapiada con tabique y madera y cerrada siempre y para evitar el olor fétido rociaba cal y creolina, pero un día pidió a su hermano Juan Carlos que lo ayudara a deshacerse de los cadáveres, así fue que envueltos en bolsas negras y amarradas con cinta canela, los cuerpos aparecieron sobre la autopista México-Puebla, en el Estado de México.

Gabriela, la otra víctima retenida, tiene 21 años. Ella cuidaba a Darren, de dos años; Derek, de cuatro; Randi de cinco y una bebé que actualmente se encuentra grave en un hospital pediátrico, pues fue golpeada por Iniestra hasta provocarle traumatismo craneoencefálico.

De estos abusos eran testigos los cuatro hermanos de Jorge Antonio Iniestra y su madre Soledad, de 55 años.

Durante un cateo ejecutado por la policía fueron detenidos, acusados de delitos graves y por presunta complicidad.

Los siete detenidos serán consignados ante un juez del Reclusorio Oriente como responsables de secuestro, homicidio calificado, homicidio en razón de parentesco, lesiones calificadas, corrupción de menores, explotación laboral de menores y violencia familiar.

Los pequeños fueron llevados al Centro de Estancia Transitoria para Niños y Niñas de la procuraduría capitalina, en tanto los exámenes sicológicos practicados a Jorge Antonio Iniestra determinaron que no padece ninguna enfermedad mental, tampoco tiene antecedentes penales.

“Como dicen por ahí: para bailar danzón se necesita dos personas, luego entonces, la señora permitía todo y sabía que lo hacíamos para satisfacer una fantasía”, dijo al subir a la patrulla que lo llevaría a la cárcel.

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