martes, 25 de septiembre de 2012

Hasta dónde llega el amor de una madre..."más muerta no podría estar"

Descubre madre abuso policial y la acusan de vender droga; cuando fue absuelta, logró que la PGR admitiera culpabilidad en la muerte de su hijo

A 10 años de la desaparición de su hijo Jesús a manos de federales, Leonor sólo tiene una frase en su mente: “más muerta no podía estar”.

Su calvario comenzó el 14 de marzo del 2002, y desde entonces la mujer investigó y descubrió que Jesús Ángel Gutiérrez Olvera fue detenido en falso como integrante de una banda de secuestradores, identificada como “Los Dávila Camacho”.

Los agentes federales que hicieron la captura lo torturaron buscando su confesión, pero terminaron por matarlo. Leonor lo supo tiempo después, cuando pudo platicar con los integrantes de la banda.

De manera oficial, no se reportó que el joven hubiera sido remitido a un Ministerio Público, pero las declaraciones de los secuestradores que fueron detenidos el mismo día contradicen esta versión.

En prisión, uno de ellos le confesó que a Jesús lo relacionaron con el grupo delictivo porque dos días antes de la captura acudieron a una refaccionaria que atendía el joven y éste les dio una tarjeta de presentación. Ese fue el vínculo que los federales tenían.

Durante la tortura a la que sometieron a Jesús, le relató el integrante de la banda a Leonor, uno de los agentes lo pateó en el pecho y el muchacho no volvió a levantarse.

“En el expediente está asentado que dos de ellos (de los secuestradores) aceptan que vieron a mi hijo, que los llevaron a la calle de López, número 12, (la antigua Unidad Especializada en Delincuencia Organizada -UEDO- de la PGR), y uno de ellos declara que mi hijo fue torturado”, explica la madre.

“Fui con ellos (a verlos a la prisión), los grabé, y ellos me dijeron todo. Me dijeron que los tenían ahí en López (en la UEDO), y que un hombre alto y robusto le estaba pegando a mi hijo, que le puso una patada en el pecho y que mi hijo se fue para atrás y se desnucó”.

Entonces comenzó el otro calvario. Leonor enfrentó todos los obstáculos a su investigación, incluida una detención en su contra que la llevó a estar presa un año.

En septiembre del 2010, alrededor de 40 agentes de la Policía Federal ingresaron a la fuerza a su casa. La acusaron de distribuir droga en la Colonia Doctores. Catearon su domicilio, le “sembraron” droga y se llevaron expedientes, fotos y videos relacionados con Jesús.


Trece meses después, Leonor fue absuelta y continuó con su lucha.

La Comisión de Derechos Humanos del DF, la Comisión Internacional de Derechos Humanos y otras organizaciones civiles le ayudaron.

Y tras 10 años, Leonor consiguió que la PGR acepte su responsabilidad en la desaparición de Jesús Ángel, quien ahora tendría 35 años de edad.

El próximo lunes, se realizará un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional del Estado Mexicano en el que participarán la PGR, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Relaciones Exteriores.

En el evento, que se realizará en la CDHDF, la Procuradora, Marisela Morales, reconocerá públicamente que la dependencia a su cargo es la responsable de los hechos. Sin embargo, esto no da tranquilidad a Leonor, quien pide descansar y dar descanso a la memoria de Jesús Ángel.

Lo único que ahora demanda Leonor es que le digan dónde puede encontrar el cadáver de su hijo.

“Ya me metieron a la cárcel, me han amenazado de muerte, ya no me importa nada. Sólo quiero saber dónde está mi hijo, si me lo mataron, ya que me digan dónde puedo ir a rascar para sacar al menos sus huesos”, aseguró Leonor.

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