martes, 2 de octubre de 2012

Sicólogo mandó a violar, golpear y matar a su esposa pero le falló la coartada


Guadalajara
Jalisco

De nada le sirvió la coartada que preparó un hombre, al decir a las autoridades que dos sujetos lo habían privado de la libertad junto con su esposa, cuyos individuos a ella la violaron y la golpearon con una piedra provocando su muerte, mientras que a él lo agredieron también.

Lo malo del asunto fue que el individuo cayó en contradicciones al ser cuestionado por agentes investigadores, y finalmente terminó por confesar que había mandado asesinar a su mujer al saber que ella ya tenía un amante.

El individuo que ahora se encuentra tras las rejas acusado del delito de parricidio, se llama Gilberto Enrique Vázquez Cortez, de 44 años de edad, quien dijo tener su domicilio en la Zona Centro de esta capital tapatía.

El citado individuo de profesión psicólogo, está plenamente confeso de ser el autor intelectual del crimen cometido en agravio de su mujer de nombre Imelda Josefina Virgen Rodríguez, de 40 años, la que radicaba en la calle Puerto Escondido, en la colonia Monumental, en Guadalajara.

En los primeros minutos del sábado pasado, elementos de la Policía Municipal de Tlaquepaque recibieron un reporte de vecinos de la colonia Álamo Industrial, donde daban a conocer que en el cruce de las calles Tornillo y Alambique estaban lesionados un hombre y una mujer, quienes habían sido atacados por dos sujetos desconocidos, aparentemente durante un robo.

Al acudir al sitio elementos del área de Homicidios Intencionales de la Procuraduría de Justicia del Estado, se enteraron que la mujer ya había sido retirada del lugar por socorristas de la Cruz Verde Tlaquepaque. Hallando en el sitio únicamente a Gilberto Enrique, el que sí estaba golpeado, pero no tanto.

Los agentes localizaron en el lugar una piedra de castilla con manchas de sangre, así como un abrigo blanco todo enterregado y la playera del hombre a una calle de distancia.

Al cuestionar al individuo en relación al hecho, dijo que alrededor de las diez de la noche circulaban en un carro tipo Matiz, propiedad de su esposa, por el cruce de las avenidas 16 de Septiembre y Niños Héroes y al marcar la luz roja del semáforo se les acercaron dos individuos desconocidos, que los amagaron con armas de fuego y tras de subirse al automotor obligaron a la mujer a conducir hasta la colonia Álamo Industrial.

Agregó que al llegar a una solitaria calle, los tipos los bajaron y los comenzaron a golpear, para después conducir a Imelda hasta unos matorrales donde la violaron, para enseguida con una piedra pegarle en la cabeza.

Dijo también que él fue víctima de los sujetos, quienes también lo agredieron a golpes, para después robarse el vehículo de su esposa en el que huyeron.

Dentro de los cuestionamientos realizados por las autoridades hubo algo que no “cuadró”, lo que hizo a Gilberto Enrique que cayera en contradicciones, para finalmente confesar que él había pagado para que mataran y violaran a su mujer.

Narró que tenían varios meses separados e incluso por eso cada quien se fue a vivir por su lado, pero que él la seguía queriendo; y al enterarse que ella ya estaba entablando una relación de amor con otro individuo, le dio mucho coraje y decidió vengarse, urdiendo el plan de asesinarla y para ello contrató a dos sujetos que el conocía, hombres que ahora son buscados por las autoridades.

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