El 2012 fue un año de matanzas en el país, principalmente en los estados del norte. En algunos casos hasta propusieron dotar de armas a pobladores de la sierra de Sinaloa para su propia defensa.
La estela de violencia comenzó el 6 de enero en Monterrey, Nuevo León, y podría cerrar ahí mismo, pues el sábado 29 de diciembre un comando irrumpió en una fiesta para celebrar los 15 años de una joven, mataron a una persona y dejaron a otras 11 con heridas.
En la mayoría de los casos, los crímenes en masa no han sido resueltos por las autoridades, a pesar de que inmediatamente después de los hechos despliegan dispositivos de seguridad, a veces hasta con cientos de elementos, como ocurrió el pasado 9 de diciembre en Guadalupe y Calvo, Chihuahua, donde un comando aterrorizó a una población de más de 6 mil habitantes.
De acuerdo con los testimonios de los lugareños, el 7 de diciembre llegó a Guadalupe y Calvo un grupo armado.
Según los relatos, durante horas los asesinos se pasearon por las calles. Pero no sólo eso, entraron en casas para buscar a sus víctimas y así mataron a 11 personas en diferentes puntos del poblado, ubicado a unos 500 kilómetros de la capital de Chihuahua.
Además, el grupo criminal quemó dos casas y un local comercial, disparó contra vehículos detenidos o que se cruzaron a su paso. Huyeron en varias camionetas de lujo, sin que fueran molestados por la autoridad, que el 9 de diciembre desplegó 450 policías para buscarlos. No los encontraron.
El 9 de enero Michoacán reportó 19 personas muertas, de las cuales 15 fueron halladas en Zitácuaro. Aunque el gobierno federal, a través de la Secretaría de Gobernación, precisó que fueron 15 las víctimas en ese municipio, autoridades estatales mencionaron que fueron 13.
Luego, el 26 enero en Monterrey, Nuevo León, otro grupo masacró a ocho hombres en pleno centro de la ciudad.
Para el 4 febrero fueron nueve personas quienes murieron en el interior de un bar durante un ataque atribuido a un tirador, según informó la Fiscalía de Chihuahua. De acuerdo con datos de la corporación, entre los fallecidos estaban cinco integrantes de una banda musical que amenizaba la velada, su representante, y tres clientes del establecimiento, uno de estos era agente de la policía municipal.
El 20 abril, también en Chihuahua, un ataque en el que los asesinos usaron rifles de asalto ocurrió en contra de los asistentes a un bar de la capital, al parecer relacionado con rivalidades entre bandas delictivas, con un saldo de 15 personas muertas. Dos de estas fueron identificados como los periodistas Francisco Javier Moya, ex director de Radio Universidad y de noticias de Grupo Mega Radio y que laboraba en el área de Comunicación Social de Chihuahua; así como Héctor Javier Salinas Aguirre, ex jefe de información de esa misma empresa radiofónica.
El 9 mayo hubo 20 asesinatos en Jalisco. Luego, el 9 de agosto en San Luis Potosí fue hallada una camioneta con 14 cadáveres en la carretera a Zacatecas.
El 15 agosto, en un nuevo ataque a un centro nocturno en Monterrey dejó como saldo nueve muertos.
El 15 septiembre, al menos 17 cadáveres semidesnudos fueron localizados en la carretera Guadalajara-Morelia. Se consideró como el segundo homicidio masivo en Jalisco del año.
El 24 diciembre, en la Concordia, Sinaloa, un comando irrumpió en una comunidad y mató a nueve personas, uno de ellos fue decapitado a machetazos. El edil José Elio Medina propuso dotar de armas a la gente para su autodefensa.
En el pasado mes de noviembre, otro ataque en Tatemas, de la serranía de Sinaloa, obligó a la población a abandonar su pueblo.
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