Cozumel, Quintana Roo. “Salimos de Cuba porque estamos cansados del régimen, queremos un trabajo digno y vivir como personas”, dijo Isidro Salcedo Arias, uno de los 23 náufragos, entre los que se encontraban cuatro mujeres, quienes fueron rescatados el miércoles por tripulantes del crucero “Oasis Of the Seas” en aguas internaciones al sur de Jamaica.
Zarparon del puerto Granma, provincia de Manzanillo, y navegaron 22 días a la deriva en una lancha hechiza con la intención de llegar a Honduras y posteriormente trasladarse vía terrestre hasta Miami, Florida, para trabajar y ayudar a sus familias que dejaron en Cuba.
Sólo se alimentaban diariamente de dos galletas y un vaso de agua. Cada integrante pagaría aproximadamente cinco dólares para llegar a Estados Unidos, donde ya los esperaban sus familiares.
Solicitaron permanecer en México, ya que en caso de retornar a Cuba serían encarcelados de cinco a 10 años.
Personal del Instituto Nacional de Migración (INM) tras una corta estancia en la Subsede del INM de Cozumel, los trasladaron a la estación migratoria de Chetumal para posteriormente deportarlos a su país de origen.
El 14 de marzo, 23 personas originarias de Cuba tomaron la decisión de escapar del régimen castrista a bordo de una improvisada lancha de cinco metros de eslora, sin techo, con la intención de llegar a Estados Unidos.
Isidro Torres, quien viajaba con sus hermanos Hiovanis y Julio, declaró que tomó la decisión de salir de su país por problemas económicos y que ya no pretendían continuar sometidos al régimen comunista.
Para realizar la travesía llevaban provisiones de alimentos enlatados, galletas y agua, sin embargo, al pasar los días decidieron racionar la comida y el vital líquido, ya que únicamente realizaban dos veces al día.
Su dieta se basaba en dos galletas con una porción de carne enlatada y un vaso con agua, esta situación provocó que algunos pasajeros resultaran con deshidratación y pérdida de peso.
Utilizaron una brújula y un mapa elaborado con papel estraza, que contenía coordenadas sobre los puntos que debían de seguir para llegar a su destino.
Sin embargo, a dos días de haber zarpado el motor tuvo falla mecánica perdiendo la ruta y tuvieron que pasar 22 días a la deriva sin tocar tierra.
Por las noches algunos de ellos, sobre todo las cuatro mujeres del grupo, oraban para mantener la esperanza viva.
A las seis de la tarde del miércoles los tripulantes del crucero Oasis of the Seas de la compañía Royal Caribbean International, que cubre la ruta del Caribe, detectaron una lancha que transportaba a 23 personas al sur de Jamaica y frente a las costas de Honduras.
Los pasajeros de la embarcación solicitaron el apoyo para ser rescatados, ya a bordo del barco recibieron atención médica, alimentos y prendas de vestir.
El trasatlántico que rescató al grupo de cubanos tenía en su ruta a Cozumel, lugar donde los desembarcó e hizo entrega a las autoridades portuarias y a personal del INM.
Para el traslado fueron necesarios utilizar cuatro vehículos, de los tres eran patrullas de la Dirección de Seguridad Pública y una camioneta del INM, los vehículos fueron resguardados por elementos del Grupo de Operaciones Especiales de la policía municipal.
Durante el trayecto gritaban consignas a favor de Cuba como: “Queremos una Cuba libre, sin opresión”.
El grupo de náufragos al momento de ser llevados a las oficinas del INM, ubicadas en el centro de la ciudad, se mostraron relajados y contentos de estar con vida.
Ya dentro de las instalaciones federales, Alejandro Viveros, uno de los tripulantes, explicó que en cuatro ocasiones vieron pasar a cientos de metros varios cruceros, pero ninguno respondió a las señas que hizo todo el grupo para llamar la atención.
Los cubanos reconocieron que durante la travesía llegaron a pensar que nunca serían rescatados y podrían morir.
Yacil Aguilar y otros náufragos dijeron que en promedio mensualmente percibían un salario de 10 dólares americanos, cantidad que es insuficiente para sostener a su familia.
Entre el grupo se encuentra un matrimonio integrado por Vilmaida Álvarez y Alejandro Úrsula, dejaron en Cuba a sus dos hijas menores de edad con familiares, en busca de un mejor futuro al trabajar en Estados Unidos.
Uno de ellos detrás del cristal de una de las ventanas, afirmo que están cansados de no poder superarse y poder apoyar a la economía familiar, situación que se complicaba si contaban con hijos.
Los antillanos dijeron que entre la tripulación existían personas con diferentes oficios como: un economista, amas de casa, carpinteros, campesinos, cada uno de ellos portaba números telefónicos de familiares y amigos que radican en Estados Unidos.
No pudieron precisar la cantidad de dinero y a quién debían de pagar para llegar al país norteamericano, algunos decían que pagarían cinco mil dólares mientras que otros comentaron que pagaron 60 mil dólares para todo el grupo, no se descarta el tráfico de indocumentados.
Un médico legista de la policía municipal examinó a los cubanos para detectar algún problema de salud y determinó que Julio Morino había sufrido erupciones en la piel a causa de la exposición al sol.
Mientras que Alexis Fonseca padece de asma y Gisela Batista sufre de hipertensión arterial, por lo que requerían recibir atención médica especializada, siendo trasladados a la clínica del Centro de Salud.
El grupo de antillanos fue notificado de que serían trasladados a la ciudad de Chetumal para continuar con el procedimiento y definir la situación legal de estadía en México, lo cual sucedería en las próximas horas.
Nancy Guzmán, encargada del despacho del INM en Cozumel, se negó a proporcionar información sobre la situación legal de los antillanos.