El prestigio del club Atlas, la confianza del reconocido entrenador ‘Ojitos’ Meza y los ahorros de cientos de inversionistas se llevaron entre las patas los dueños de Diversity Capital, un conglomerado de firmas que cometieron un fraude de por lo menos 14 millones de dólares (MDD).
La promesa de extraordinarios rendimientos, respaldada con la imagen de Enrique Meza, del ex futbolista Omar Blanco y el impacto publicitario de la liga nacional de futbol sirvió para robarle los ahorros de toda su vida a cientos de personas en México y Estados Unidos.
“Mucha gente perdió mucho dinero”, dice Keith L. Miller, un abogado de Boston, que ofrece sus servicios a víctimas de Diversity Capital. “Muchos vendieron sus casas para invertir. Ahora tienen deudas y tal vez no tienen casa ni dinero para salir del problema”.
La mayoría de los defraudados, con ese esquema de “pirámide”, dice Miller, son mexicanos o hispanos en el sur de California, Texas y Arizona. “No hay nada todavía en el expediente para iniciar una demanda colectiva”, dice el abogado.
“Aunque también ellos (los afectados) tienen que asumir su responsabilidad, por ambiciosos”, señala Miller vía telefónica desde su despacho en EU.
Explica que los presuntos ladrones huyeron pero se sabe que tienen cuentas en Bank of America, que es uno de los bancos que usaron para transferir el dinero, pero por las leyes es imposible acceder a esta información y pedir que se congelen los fondos.
Sólo promesas
La alianza de Diversity Capital con el Atlas empezó a delinearse a fines de marzo de 2008. Alrededor de 100 personas se dieron cita en la Torre Cube del exclusivo fraccionamiento Puerta de Hierro para la fiesta de inauguración de las oficinas en la Zona Metropolitana de Guadalajara de la firma que dirigía el ex futbolista Omar Blanco.
Había dos invitados especiales, Meza, en ese entonces director técnico de los Tuzos del Pachuca y actualmente del Cruz Azul, y Fernando Acosta, ex presidente del Atlas.
El también llamado ‘Profe’ Meza cortó el listón que simbólicamente iniciaba las operaciones de la firma administradora de inversiones, junto con Blanco y un par de edecanes. Además de Blanco, se paseaban como anfitriones Juan Flores Galindo, quien fue presentado como fundador de Diversity, y Damián Meneses, vicepresidente mundial de Diversity Capital Investments.
Meza no quiere hablar de lo que sucedió, de la confianza que puso de por medio, ni de la forma en que fue invitado. “Es un tema muy delicado para mí (...) me parece que no debo hacerlo”, responde el entrenador en las instalaciones del Cruz Azul cuando se le pide que explique su relación con Blanco, Meneses y Flores Galindo.
Muchas promesas se hicieron ese día, en su nombre y en el de otros futbolistas, como el millón de dólares que ofreció Diversity Capital a los directivos del Atlas para ocupar el anuncio principal en su camiseta (por encima del principal vendedor de refrescos en México y de Atlética, la firma que confeccionó su uniforme).
Meneses invitaba a la gente a invertir y a ganar mucho dinero sin hacer nada. Era casi un privilegio ser invitado a sus reuniones, o encontrarlo en público y tener acceso a su buena fortuna. Sólo la gente más especial se rozaba con él y su grupo, muy a la manera en que el estafador Bernie Madoff se hacía el interesante y rechazaba las inversiones de gente ávida de compartir sus retornos.
Meneses se presentaba como vicepresidente de Diversity Capital y presidente de DCBM, o Diversity Capital Bancorp de México, una firma con sede en Nueva Zelanda. Hay versiones que indican que estas firmas alimentaron fondos del defraudador Allen Stanford, de Stanford Group.
Meneses y Flores Galindo tenían oficinas en California, y sucursales en Tijuana, Puebla, el DF, Guadalajara y Panamá. Todas en lugares deslumbrantes, exclusivos y caros.
La Comisión Bursátil de EU (SEC), en una demanda que interpuso contra Meneses (o Damian Meneses, Abel Domínguez Meneces o Francisco D. Domínguez Meneses, de entre 36 o 37 años) el 27 de julio de 2009, explica que su modo de operar era el mismo en México o el sur de Estados Unidos.
Se presentaba como un ejecutivo importante y explicaba que podían invertir en su negocio a partir de 100,000 dólares. Pero después de intercambiar algunas palabras con ellos, les aseguraba que podían ser parte y beneficiarse si juntaban 10,000 billetes verdes. Si invitaban a más amigos al negocio, les ofrecía entre 1 y 3% mensual, adicional, según el monto invertido por cada nuevo socio.
Además de motivar a sus clientes, para convertirse en operadores y recibir una tajada de cada cuenta nueva, Meneses convencía a muchas personas de vender sus casas o pedir préstamos a la banca para aprovechar la racha que, según él, vivía Diversity Capital.
Los administradores de inversiones, le comentaba a la gente que conocía en las iglesias del área de Los Ángeles, podían ganar 15 o hasta 20%. Entre más invertían, más podían ganar. Las otras opciones, los ‘humildes’ fondos de inversión, no dejaban más que un rendimiento de 4%, una bicoca.
Tenían un equipo que, aseguraba Meneses, monitoreaba las noticias y determinaba qué monedas comprar o vender. Además, en México, afirmaba, los principales futbolistas del país eran clientes de Diversity Capital.
“Nuestro retorno de inversión el mes pasado fue de 15.23% y continuamos esperando lo mismo para el resto de 2008”, indicaba un correo electrónico que envió la empresa a todos sus inversionistas en abril de ese año.
Cuando alguien preguntaba el riesgo que corrían sus ahorros, Meneses les explicaba, con cara de “no lo puedo creer”, que eran muy inteligentes y experimentados, y que estaban cubiertos con ganancias y algo así como 1,700 millones de dólares para “ganar-ganar”.
En un año, entre mayo de 2007 y mayo de 2008, Diversity Capital obtuvo más de 12.5 MDD de inversionistas de EU y México, informó en su demanda la SEC. La mayor parte de ese dinero llegó a las cuentas de Juan Flores Galindo y Socorro Terlizzi.
Piel de zorro
En julio de 2008, Atlas y Atlética presentaron lo que los reporteros de deportes de Jalisco calificaron como la nueva piel rojinegra, una playera en la que se destacaba el logo de Diversity Capital.
“El nuevo patrocinador del Atlas es muy elitista para un deporte muy popular”, se decía en uno de los foros de discusión de los fans del equipo. “Es un fondo que como mínimo te pide 100,000 pesos de inversión”, agregaba un mensaje. Luego, un miembro del foro explicó que era una empresa de Omar Blanco, ex jugador del Atlas.
Días después, en la prensa local, Gustavo Montoya González, vicepresidente del club Atlas, explicó que les hubiera gustado haber firmado el patrocinio de Diversity Capital antes.
Al terminar un contrato con Bedoyecta, que fungía como su principal patrocinador, la nueva empresa se acercó a negociar y lograron firmar un acuerdo por dos temporadas.
“Se busca saber qué compañía da más rentabilidad y nos decidimos por Diversity Capital”, dijo Montoya González. “Es muy importante que Omar Blanco haya traído esta propuesta a su club de origen, lo cual nos trae satisfacción”.
Blanco, director de Diversity Capital de México, así como Guillermo Ramírez, vicepresidente de comercialización del Atlas, oficializaron un acuerdo por 1.25 MDD.
La base de la pirámide
El fondo privado, exitoso y secreto, al que pocos podían acceder, comenzó a hacerse chiquito de la noche a la mañana. A fines de 2008, muchos inversionistas pidieron su dinero, pero Diversity Capital les informó que la crisis y la devaluación del euro los había tocado.
En octubre de 2008, Diversity mandó una carta a sus clientes explicando que las cuentas habían sido congeladas y que no estarían disponibles en los próximos seis o 12 meses. La situación, dejaban ver en su misiva, era grave, y más por la explosión financiera global.
“En las épocas de crisis, los inversionistas y las empresas requieren más liquidez”, dice Jorge García Villalobos, socio de Investigaciones Forenses de Deloitte México. Agrega que si uno no puso su dinero en instituciones sólidas, “es muy probable que nos encontremos en una situación muy complicada”. Eso es lo que sucedió alrededor de Diversity.
Tanto la SEC como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) coinciden en que esto fue un fraude al estilo Ponzi, el esquema que data de 1920, cuando Carlos Ponzi arrancó una operación fraudulenta, ofreciendo el pago de utilidades muy altas.
Carlos López-Moctezuma, coordinador de asesores de la CNBV, aclara que este problema no sólo es de México. “Son captadores irregulares de recursos, personas físicas o morales, que al margen de la ley ofrecen servicios financieros”, dice.
Tanto la SEC como la CNBV confirman que Diversity Capital y la gente que se presentaba como representantes de la firma no contaban con la autorización para captar recursos.
Según García Villalobos, el éxito de los cómplices de Diversity Capital se dio por ser “gente con una cultura y nivel socioeconómico alto (…) relacionada en la vida social, política y académica del país”.
La pista del billete
Carlos López-Moctezuma, el jefe de asesores de la CNBV, dice conocer el caso Diversity, pero no puede ahondar porque está abierto, y las pesquisas se pueden entorpecer.
Lo que sí asegura es que en el caso de que haya deportistas y gente famosa usada en su promoción no violaron la ley. En sí, asegura, la mayoría de estas figuras son sólo decorativas, no tenían idea del esquema de fraude y ellos mismos pudieron resultar engañados.
El funcionario dice que con su equipo fue a Tijuana en atención a la demanda del Atlas y se dieron cuenta de que la empresa había desaparecido. “Por eso no podemos hablar mucho, si se corre la voz, desaparecen. Cuando fuimos a Tijuana, ahí dejaron equipo, se acababan de ir, debiendo rentas de los locales”, asegura.
De Puebla, el DF y California, también se esfumaron. Por lo general, las oficinas de Diversity Capital ocupaban suites en edificios de servicios corporativos, como los que ofrece Regus, en el lujoso complejo poblano de Triángulo de las Ánimas.
“No me diga...”, dice sorprendido ‘El Ojitos’ Meza cuando se entera de que Omar Blanco no aparece. “No, no me robaron”, ataja cuando se le pregunta por su rol en la pirámide de Diversity.
El diálogo con Meza se da después de una conferencia de prensa realizada a fines de octubre en La Noria, las instalaciones del Cruz Azul en Xochimilco. Unos minutos después, cerca del estacionamiento, el ‘Profe’ cruza las piernas y los brazos al escuchar la palabra Diversity Capital. Su rostro se modifica y repite una y otra vez que es un tema muy delicado.
“Yo inauguré, me invitaron para inaugurar, porque ahí trabaja un amigo mío, que se llama Omar Blanco. Y a mí no me han robado nada, entonces, no me parece propio que yo en un momento dado hable de todo esto… me invitaron como padrino a la inauguración”.
La indefensión del Atlas
Desde principios de 2009, los seguidores del Atlas y la prensa local hablan de un cambio de patrocinador en la playera del equipo. Además, todo este año se ha rumorado que el equipo se vende… lo mismo al empresario Carlos Slim que a una dupla conformada por el cantante Alejandro ‘El Potrillo’ Fernández y el defensa del Barcelona Rafael Márquez.
Alejandro Ramos, tesorero del club, dice que después de que Diversity Capital dejó de pagarles, tuvieron que cambiar de anunciante y por ahora tienen una demanda contra ese grupo radicada en Tijuana.
“Lo dimos por perdido... a Diversity Capital”, afirma. Según él, la deuda es de más de 855,000 dólares. El ejecutivo dice que el club no tiene ninguna relación formal con el ex integrante del equipo Omar Blanco. Aunque asegura que “después de la firma del contrato, siguió siendo el enlace entre el patrocinador y nosotros. Pero, bueno, luego se desapareció todo mundo”.
A decir de Ramos, al club le afectó el no tener “un dinero que teníamos considerado como un ingreso en nuestro presupuesto”. En el estacionamiento del Cruz Azul, Meza apura la charla: “No le puedo decir nada, además, Omar es mi amigo”. El reportero le recuerda que fue un problema en el que perdieron dinero muchas personas y equipos de futbol, como el Atlas.
Meza agrega que no recuerda bien si algunos otros clubes de la Liga Mexicana de Futbol también fueron financiados por Diversity. Agrega que a él incluso le ofrecieron aparecer en espectaculares para promocionar las inversiones, pero declinó. “Sólo me invitaron a cortar el listón y no cobré nada”, afirma y da por terminada la conversación.
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