Indignación, malestar, rabia y enojo causó a los sectores empresariales, políticos y sociales, el artero homicidio de Bertha María Marín Carrillo, viuda de Trujillo, de 91 años de edad, quien falleció de siete puñaladas propinadas por su empleada doméstica, a la que solamente se le conoce con el nombre de “Micaela”, quien luego de privarla de la vida, se apodero de varios objetos de valor del domicilio.
Desde temprana hora de ayer, a través de las redes sociales, familiares, amigos y conocidos, daban a conocer el lamentable incidente en el que perdió la vida una mujer de la tercera edad, de familia fundadora de “Payo Obispo”, hoy Chetumal. Se trataba de una del grupo de empresarios y comerciantes que abrieron las primeras tiendas, comercios y hoteles en la avenida Héroes, donde se conocía al “Chetumalito” por la venta de perfumes, quesos de bola, cigarros, licor y otros artículos que pasaban a través de la frontera entre México y Belice.
Ligia Sierra Aguilar, dirigente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (CANACO) en Chetumal, aseguró que empresarios, comerciantes, prestadores de servicios y políticos, así como la sociedad en general, se encuentran consternados por este hecho violento contra una mujer ejemplar de 91 años de edad, que toda su vida se dedicó a fortalecer la economía de la capital del Estado.
Javier Villanueva Madrid, presidente de la Sociedad de Padres de Familia en Quintana Roo, aseguró que este violentó homicidio es parte de la ola de inseguridad que se vive actualmente, con los cuerpos de seguridad rebasados por la delincuencia, pese a todas sus cifras alegres que dan sobre el combate a los delitos considerados como de alto impacto.
Ramón Villanueva García, exdirigente del Comité Cívico Pro-Defensa de los Límites de Quintana Roo, aseguró que es lamentable el homicidio de la distinguida chetumaleña que a lo largo de 50 años contribuyó al progreso de la entidad y que acabó víctima de los delincuentes que sólo llegan al sur de Quintana Roo a cometer este tipo de ilícitos.
Juan Pedro Mercader Rodríguez y Gaspar Armando García Torres, Secretario de Seguridad Pública y Procurador General de Justicia en Quintana Roo, aseveraron que el homicidio no quedará impune, ya que se está trabajando con instancias federales, estatales y municipales, para ubicar y detener a la o los presuntos responsables de este homicidio que mantiene consternada a la sociedad chetumaleña.
INICIA LA CACERÍA
Desde temprana hora ayer, autoridades de los diversos cuerpos de seguridad implementaron un amplio dispositivo de localización en terminales de autobuses, combis foráneas, muelle fiscal y tramos carreteros del sur de Quintana Roo, incluso entre la frontera entre México y Belice, para ubicar y detener a una empleada doméstica identificada como “Micaela”, presunta responsable del asesinato de Bertha Marín Carrillo, quien fue ultimada de varias puñaladas en el interior de su domicilio, ubicado en la colonia Centro de esta ciudad.
Fue en esta casa, sobre la avenida Mahatma Gandhi, entre Héroes y 16 de Septiembre –junto a una tienda de artículos de pesca, denominada “Barracuda”– donde arribaron elementos de la Policía Ministerial, Estatal y Municipal Preventiva, así como paramédicos de la Cruz Roja Mexicana, luego de recibir la alerta por el crimen cometido vía la línea de emergencia 066.
Al ingresar al predio, las autoridades encontraron en medio de un charco de sangre, el cuerpo de una mujer de la tercera edad, con puñaladas en diversas partes del cuerpo, por lo que de inmediato los policías acordonaron el área y los paramédicos intentaron reanimar a la fémina; sin embargo, esta ya no presentaba signos vitales.
Al ver que se trataba de un homicidio consumado, se retiraron los paramédicos de la Cruz Roja y arribó el personal de Servicios Periciales y un agente del Ministerio Público del Fuero Común (MPFC).
En el lugar se pudo averiguar que la víctima respondía en vida al nombre de Bertha Marín Carrillo, viuda de Trujillo, de 91 años de edad, quien hace algunos días contrató a una mujer, al parecer de nombre “Micaela”, originaria de Tenosique, Tabasco, sin ninguna recomendación, misma que se encargaba de cuidarla, ya que la nonagenaria vivía a solas en su domicilio y el hijo de la señora tuvo que viajar a Mérida por cuestión laboral.
Al momento en el que se encontró el cadáver, no se encontraba la empleada ni contestaba su teléfono celular; además, habían desaparecido algunas pertenencias de la fallecida, por lo que se ordenó la búsqueda de “Micaela”, al ser la principal sospechosa.
Personas que se encontraban en el lugar dijeron que la anciana vivía sola y era sociable, ya que a menudo salía a sentarse en las puertas de su vivienda y entablaba amistad con cualquier persona que le acercara para hacerle plática. Incluso, fue de esta manera como conoció y contrató a “Micaela”, con quien la veían salir a realizar sus compras y dar paseos por el lugar.
Fuente: todoincluidolarevista.com
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