CHETUMAL, 28 de diciembre
Anwar Moguel Morales
Las vidas de cuatro familias chetumaleñas fueron trastocadas en un instante cuando el pasado sábado una inconsciente conductora embistió su vehículo sobre la humanidad de siete pequeños que jugaban alegremente en el patio de una humilde vivienda.
Laura Feliciano Gómez, madre de las niñas Shirley de 14 años y Geraldine de 10, narró que descansaba tranquilamente en el interior de su casa cuando escuchó el rechinido de las llantas de un carro y un fuerte golpe, justo afuera de donde ella se encontraba.
“Lo primero que pensé fue que habían matado a mis hijas, me levanté corriendo y sin pensar me fui sobre esa mujer, la verdad que quería ahorcarla”, dijo con lágrimas en los ojos la madre de familia.
Afortunadamente para ella, sus dos pequeñas resultaron prácticamente ilesas. Geraldine corrió hacia el interior de la casa y no recibió ningún golpe, y la mayor, Shirley, también logró eludir al vehículo que entró al patio completamente, y sólo resultó con una lesión leve en la cadera.
“Yo en cuanto vi al carro salí corriendo para adentró, y agarré a otra niña que se llama Dafne y que era la más chica, pero no pude, y ella quedó abajo del carro”, comentó Shirley.
Y aunque a dos días de la tragedia esta familia se siente afortunada de estar juntos, las secuelas del accidente son notorias en doña Laura. “La verdad no he podido superar el susto, me he sentido muy mal y he llorado mucho, también mi hija menor está muy asustada; hoy no pude ir a trabajar, yo soy empleada doméstica pero no me siento bien emocionalmente, estoy deprimida”, indicó.
Justo al lado de la casa de Laura vive otra de las pequeñas que jugaban contentas antes de ser arrolladas. Jacqueline tiene ocho años y su madre, Suemy Castillo Briceño, no deja de agradecer que su niña esté aún con vida.
Jacqueline es vivaracha, tiene unos ojos que transmiten emoción e inteligencia, y con inocencia dijo: “no me pasó nada, pero no sé porque ahora tengo mucho miedo. Ya no me quiero quedar sola, ni ir al baño sola porque empiezo a temblar”.
Pero otros no fueron tan afortunados. La niña Dafne de seis años de edad, no es vecina de la colonia, ella vive con sus papás en Payo Obispo y ese día fueron a visitar a los padres de Jacqueline. La pequeña salió a jugar con los vecinos sin imaginar que una conductora irresponsable la llevaría a enfrentarse a la muerte cara a cara.
“Dafne es hija de una amiga mía, ella quedó abajo del carro y muy lastimada. El médico legista dijo que tenía golpes y heridas en todo el cuerpo, fue muy triste verla cuando estaba prensada abajo del carro”, señaló la señora Suemy.
Sin embargo, el drama más fuerte lo vive la familia Chan Romero, quienes viven enfrente de la casa donde ocurrió el accidente, en el cual sus dos hijos, Ulises de 13 años y Yasuri de 14 años resultaron con graves lesiones.
Yasuri es una niña deportista, practicaba el Tae kwon do y se estaba postulando para participar en la olimpiada nacional. Ya había logrado su clasificación en la etapa regional y tenía el sueño de llegar a obtener una medalla. Su sueño se truncó por un evento que nunca imaginó.
“Mi sobrina Yasuri tuvo una fractura de tibia y peroné, la pierna se le rompió en dos diferentes lados y estuvo a punto de perderla. Ella está internada en la clínica Carranza y su mamá la está cuidando. Yo vine junto con mi hermano para ayudarlos, pues su papá está dando las vueltas y en el trabajo, y entre todos nos turnamos para cuidar a Yasuri y a Ulises que está aquí en la casa con lesiones de menor gravedad”, dijo Nayeli Chan, tía de los niños.
Y es que el caso de Yasuri es muy serio. Hasta el momento se le ha practicado una cirugía que costó 30 mil pesos, y el viernes requiere de una segunda intervención que costará 45 mil pesos, eso sin contar los medicamentos y los días de hospitalización.
“La señora que atropelló a los niños no se ha hecho responsable de nada, pero sus familiares quieren que se le otorgue el perdón para que salga de la cárcel. Hasta el momento nada más le dieron a mi hermano diez mil pesos para el depósito de la primera cirugía y ya. La familia dice que no tienen dinero y que pues no van a dar nada más”, expresó Nayeli.
Y continuó: “lo peor de todo es que ellos actúan como que son los ofendidos. Llegan a las declaraciones tranquilos pero luego salen peleándose y diciendo que no entendemos, que no tienen dinero y que no van a pagar nada más, la verdad es que nosotros somos una familia que vive al día, usted lo puede ver, y lo único que queremos es que pague los gastos médicos, ya el trauma y el susto de los niños pues eso ni con todo el dinero del mundo, pero cuando menos que pague los gastos”.
Otro de los atropellados, Ulises, hermano de Yasuri, vivió en carne propia la tragedia. “Estuvo bien feo, yo sí me lastimé pero al principio no lo sentí. Me levanté para ver si todos estaban bien y vi a mi hermana con la pierna abajo del carro y a una niña también abajo. La señora quiso arrancar el carro y mi hermana así con la pierna rota se arrastró como pudo para sacar su pierna, pero la niña todavía estaba abajo, de todas maneras no pudo arrancar”, dijo Ulises.
Sin embargo el tío de estos pequeños, Sergio Chan Xool, expresó el sentimiento que embarga a estas cuatro familias a pesar de lo vivido. “Estamos agradecidos porque pudo ser peor. Mi hermano, el papá de ellos, es policía y nos dice que la verdad es casi un milagro que los niños sigan vivos, porque él ha visto este tipo de cosas y sabe que pudo ser mucho peor. Estamos felices de que todos estén vivos, lo demás pues ya se irá resolviendo”, señaló.