Adolescente Chetumaleño es amigo de El Ponchis
El Sol del Centro
Organización Editorial Mexicana
Aguascalientes, Aguascalientes
8 de marzo de 2011
Un año 3 meses permanecerá internado el adolescente sicario de 15 años de edad, detenido junto con otros delincuentes en posesión de armas de fuego, durante un operativo registrado en el municipio de Calvillo.
El juez especializado en justicia para adolescentes dicto la medida de seguridad que es equivalente a una sentencia en contra de Omar "N" de solamente de 15 años y que es originario de Chetumal, Quintana Roo, quien pasará un año y 3 meses internado en el Consejo Tutelar para Menores de Aguascalientes.
El juez lo encontró culpable por los delitos de delincuencia organizada, posesión de cartuchos de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea y delitos contra la salud en la modalidad de colaboración de cualquier manera al fomento para posibilitar la ejecución de cualquier delito contra la salud.
El menor sicario fue detenido junto con 15 sujetos en el municipio de Calvillo el pasado 13 de enero de este 2011 en un hotel ubicado sobre el boulevard "Rodolfo Landeros Gallegos", a la entrada de la cabecera municipal de Calvillo por elementos de la Décimo Cuarta Zona Militar.
Estos individuos dijeron ser sicarios del Cartel del Golfo y que habían arribado a Aguascalientes a matar a "Zetas", posteriormente elementos ministeriales detuvieron a sus cómplices en varios hoteles y moteles de la ciudad capital.
Militares detienen a “El Ponchis”.
NIÑO SICARIO
Édgar Jiménez Lugo es presuntamente culpable de 300 muertes violentas registradas en Morelos; fue detenido en el aeropuerto de Cuernavaca.
http://www.solqr.com.mx
Cuernavaca, Morelos
4 de diciembre 2010
Elementos del Ejército mexicano detuvieron la noche de este jueves a Edgar Jiménez Lugo , alias “El Ponchis”, el niño sicario integrante del Cártel del Pacífico Sur cuya identidad era desconocida pero su actividad trascendió las fronteras al estar relacionado con las más de 300 muertes violentas registradas en la entidad, donde tenía la tarea de decapitar y mutilar los cuerpos de sus víctimas.
Aproximadamente a las once de la noche, elementos del 21 Batallón de Infantería de la 24 zona militar, lograron cercar a “El Ponchis”, de 14 años de edad, y a dos de sus hermanas, a quienes detuvieron momentos antes de tomar el avión rumbo a la ciudad de Tijuana de donde se encaminarían a los Estados Unidos, concretamente a la ciudad de San Diego, de donde son originarios y donde residen sus padres desde hace varios años.
De acuerdo a versiones castrenses, Edgar Jiménez Lugo “El Ponchís” era el elemento de menor edad dentro del grupo de sicarios del CPS, nombre con el que también se identifica a la organización de los hermanos Beltrán Leyva en Morelos y era el encargado de realizar algunas mutilaciones o decapitaciones de las víctimas de este grupo criminal.
Jiménez Lugo ingresó a las filas de la delincuencia organizada a la edad de once años de edad y fue reclutado por Julio o Jesús Radilla Hernández, a quien se le identifica como el líder de los sicarios del CPS, quien busca dominar por completo la “plaza” de Morelos tras las detenciones de Edgar Valdés Villarreal “La Barbie” y Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, y que ha logrado huir en cuatro ocasiones del Ejército mexicano, la última vez sucedió este sábado cuando fue sorprendido al interior de un Table Dance del municipio de Jiutepec.
Jiménez Lugo, conocido también como el niño sicario, es el adolescente que aparece en un par de fotos y videos que se difunden en la red, y que según declaración de varios detenidos con anterioridad, era el encargado de decapitar o mutilar a las víctimas de la organización.
Sus hermanas, según estos testimonios, tenían como encargo el traslado de personas “levantadas” así como de cuerpos mutilados, antes de ser arrojados a la vía pública o en las carreteras de la entidad. Una de las detenidas junto con El Ponchis, llamada Isabel --de ahí el sobre nombre de las Chabelas—manifestó en su detención haber mantenido una relación sentimental con Radilla Hernández, según ella, único responsable de que su hermano participara en los crímenes, ya que era drogado, principalmente, con marihuana.
Los hermanos Jiménez Lugo fueron puestos a disposición de la Procuraduría General de la República (PGR) en Morelos así como los teléfonos celulares que les fueron decomisados, mismos que incluyen video grabaciones de sus actividades delincuenciales.
David Monroy
Militares buscan a sicario de 12 años
CUERNAVACA. Considerados por inteligencia militar como los herederos del cártel de los hermanos Beltrán Leyva en Morelos, un grupo de jóvenes de entre 12 y 23 años de edad rebasó los límites de la clandestinidad delictiva al publicar fotografías en internet posando con armas, droga, autos y degollando a sus adversarios.
La fascinación por divulgar sus ilícitos puso al descubierto su paradero; soldados de la 24 zona militar los sorprendieron en la última semana del mes de octubre pasado.
Una casa, ubicada en la colonia Tejalpa del municipio de Jiutepec, de los más poblados, tenía pintas a favor del cártel del Pacífico Sur (CPS), una célula que lidera Héctor Beltrán Leyva, El H, luego de la muerte de su hermano Arturo en diciembre de 2009.
Desde entonces, el CPS se alió con Los Zetas para disputar la plaza a La Familia Michoacana y grupos afines a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, éste último detenido. Esta lucha ha dejado un saldo de casi 300 muertos en lo que va del año, de acuerdo con el levantamiento de cadáveres.
Un militar de alto rango dijo que el jefe de la banda, Julio de Jesús Radilla Hernández o Julio Jesús Padilla Hernández, logró evadirse, al igual que un menor de 12 años identificado como El Ponchis, quien de acuerdo con mandos de la zona militar es el encargado de degollar a sus víctimas.
Jesús Radilla o Padilla es ubicado por las fuerzas castrenses como el nuevo líder del CPS en Morelos. En su búsqueda, los militares han cateado cuatro casas —tres en el municipio de Jiutepec, en un perímetro de cinco kilómetros y otra en Cuernavaca, a cinco minutos del centro de la ciudad.
“Ponchis”, el sanguinario
Con Radilla, precisó un mando castrense, trabaja El Ponchis, identificado en las líneas de investigación como el ejecutor de sus adversarios a quienes degüella, tortura, asesina y después arroja a carreteras o lotes baldíos.
De acuerdo con el mando militar, El Ponchis delinque en compañía de un grupo de mujeres, entre ellas sus hermanas, conocidas como Las Chavelas, todos con residencia en el poblado de Tejalpa, municipio de Jiutepec, zona conurbada de Cuernavaca.
En ocasiones las mujeres, indicó el jefe militar, conducen camionetas con los cadáveres de sus adversarios y después los arrojan en diferentes sitios.
El último domicilio cateado ocurrió la madrugada del 29 de octubre en el poblado de Tejalpa, donde fueron detenidos seis presuntos integrantes del CPS. La 24 zona militar emitió un comunicado y señaló que los sicarios tienen la protección de las autoridades municipales, cuya demarcación gobierna el PRD.
El mando castrense confirmó que la localización de las casas de seguridad fue por denuncias anónimas en las que se informaba que en esos sitios llevaban a los secuestrados.
Delitos divulgados en videos
En los videos que circulan por internet aparece una fotografía de El Ponchis cortando el cuello de una de sus víctimas. En otra foto de grupo, está inclinado, porta un rifle de alto poder en las manos y se cubre parcialmente el rostro con una gorra color azul.
En uno de los videos se le ve con un palo con las siglas del CPS golpeando a un hombre, quien está colgado. En otro aparece al lado de un cadáver.
La investigación que realizó personal de la 24 zona militar destaca fotografías de hombres colgados en puentes peatonales de Cuernavaca, cuyos cuerpos fueron torturados antes en las casas cateadas por los elementos del Ejército. Su investigación concluye con la comparación de escenarios, los utensilios para torturar y la identificación de algunos miembros de este grupo del crimen organizado.
El niño sicario
09 diciembre 2010
Por Ricardo
Publicado en PLAN B
Es un niño, flacucho que se muerde los labios con la ansiedad de quien se ve forzado a explicar su comportamiento frente a periodistas que no se preocupan por cubrir su rostro. A cada pregunta baja la mirada, los hombros caídos, las manos restregándose, mira de reojo a los adultos que le rodean y que sin abogado o tutor presente han decidido hacerle un juicio mediático. Rodeado de soldados armados, este niño no sólo fue arrebatado de su infancia por Jesús Radilla Hernández (a) “El Negro“,nuevo líder del Cártel del Pacífico Sur (CPS, Beltrán Leyva en Morelos); además fue linchado moralmente en un espectáculo mediático. La noticia plagada de exageraciones le dio la vuelta al mundo.
¿Qué nutre más el morbo que exhibir a este niño sicario para demostrar cuán bajo ha caído la sociedad mexicana? Que una psicóloga experta asegure en la radio que el niño es un psicópata sin haber elaborado peritaje, pero “por lo que muestran los medios” asegura que estos niños “nacen malos”. Qué mejor para nutrir el mito de un México cruel, despiadado, infame y sin cura para su violencia que usar a un niño como emblema.
No se nace malo o bueno, se aprende, o no, a dar connotación moral a nuestras acciones. La violencia se aprende y miles de niños son víctimas y producto de los cárteles, en Brasil, Colombia y México (entre otros).
No nos dijeron que es un niño nacido en los Estados Unidos, maltratado desde que se acuerda, que vivía en un barrio de Morelos con sus hermanas cuyos padres hace rato se desentendieron de su bienestar. Apenas a los doce años fue secuestrado por el líder de sicarios que lo indujo a las drogas y, con una mezcla de afectospaternales y amenazas le enseñó a usar armas. Pequeño, con 45 kilos y brazos flacuchos, fue utilizado para ultimar la vida de cuatro personas previamente torturadas por adultos, según informa uno de los soldados que se negaba a que lo exhibieran. El chico no se ufana, como han querido mostrar los medios, ni es una máquina de matar, como dijeron amarillistas. Es otra víctima de los cárteles, de la violencia intrafamiliar, de la Trata de menores para fines criminales.
¿Por qué matabas? Le pregunta el periodista como si hablara con un asesino profesional. Se muerde los labios, frunce el seño con miedo y responde “Me ordenaba “El Negro“. Sólo me drogaba con mota y no sabía lo que hacía”. ¿Por qué te metiste en esto? Insiste el entrevistador: “No me metí, me jalaron”. ¿Estas arrepentido? “Sí, de haber entrado a esto y de matar”.
Sabemos que un psicópata es incapaz de sentir remordimiento o empatía. Es claro que el niño desarrolló mecanismos de defensa ante la violencia que aprendió a reproducir. Encasillarlo con otros asesinos es injusto y peligroso.
“El Ponchis” debe ser protegido del linchamiento. Usarlo como ejemplo del sicariato infantil es imperdonable. Darle una oportunidad terapéutica y abrir espacios para rescatar a otros chicos en situación similar es lo ético. A estos niños les urgen héroes que no sean violentos, familias alternativas que les protejan, una sociedad que les enseñe que hay otras formas de tener poder lejos de la muerte. Y una prensa más responsable con la infancia.