Chile
Conmoción causó en la ciudad de Curicó el caso del médico pediatra Francisco Ramírez Alvarado, de 50 años, quien anoche mató a balazos a sus tres hijos menores de edad para seguidamente con la misma arma quitarse la vida.
Carabineros estableció que los hechos se desencadenaron a eso de las 22:30 horas, en una vivienda del sector Zapallar, donde el profesional resolvió eliminar a su familia.
Su esposa, Pilar Merchak, logró escapar de la muerte y alertó a Carabineros. Ella se encuentra internada en una clínica de la mencionada zona de la Región del Maule.
Los policías llegaron al sitio del suceso y encontraron en un sofá, acribillados a tiros, a los adolescente José Luis (17), Juan José (16) y Sebastián (14). El doctor estaba fallecido en el dormitorio del primer piso.
Ramírez era un conocido profesional de la comuna. La cónyuge, contadora auditora, es hija del médico y ex intendente del Maule, Norman Merchak Apse.
Hasta el inmueble concurrieron el fiscal jefe de Curicó, Miguel Gajardo y el fiscal adjunto, Felipe Novoa, dirigiendo las primeras diligencias de investigación, a cargo de la Brigada de Homicidios de la PDI.
De acuerdo a las primeras indagaciones, el triple parricidio y suicidio se registró tras un episodio de violencia intrafamiliar.
Los cuerpos sin vida fueron trasladados a eso de las 05:00 horas de este jueves al Servicio Médico Legal.
Fuente: Terra
EXTRAÑA HISTORIA
El pediatra Francisco Ramírez, según amigos y familiares, tenía una doble personalidad. Por un lado era el médico cariñoso, que atendía con especial atención a los niños pobres y se preocupaba porque todos en su mundo laboral estuvieran bien. Pero, por otro lado, estaba el hombre que tenía una inestable relación con su esposa, Pilar Merchak , y sus tres hijos de 17, 16 y 14 años, y que incluso era tildado como "antisocial" e "idiota".
Sin embargo, incluso quienes conocieron estas dos facetas del doctor coinciden en que era imposible predecir lo que haría la noche del miércoles: asesinar a sus tres hijos y luego, tras intentar agredir a su esposa, dispararse en la boca frente a ella. Todo, cuando estaban a pocas horas de emprender un viaje familiar a Cancún, México, y luego que él le hubiera regalado un anillo de diamantes y le hubiera propuesto que hicieran un "picoteo" en la casa que arrendaban en el sector de Zapallar de Curicó, VII Región.
Carolina Merchak , hermana de Pilar, dijo a "La Segunda" que "la relación de ambos comienza cuando ellos estaban en la universidad. El era de la Universidad de Chile y mi hermana estudió en Talca, pero se conocieron a través de amigos en común. Tenían altos y bajos, como todas las parejas, pero la verdad es que de la intimidad de ellos no era mucho lo que se sabía".
En pocas palabras, Merchak describió a su cuñado como "poco sociable, no de muchos amigos".
El sacerdote de Curicó Mauricio Jacques, también cercano a la pareja, indicó que "conozco a Pilar de toda la vida, ambos somos curicanos, y el doctor Ramírez tuvo que haber llegado acá hace más de 20 años. Yo tuve un acercamiento cuando los niños hicieron la Primera Comunión, porque ellos no tenían participación activa en una parroquia. Eran creyentes, dirían que sí eran católicos, pero no practicantes".
Respecto al doctor, señaló que "algunas veces él se ponía un poco idiota, no sé si es la palabra más precisa, pero era una buena persona. Hoy he escuchado de madres que llevaban a sus hijos al pediatra y dicen que era una muy buena persona, que atendía muy bien a los pobres y humildes.... Nadie nunca pensó que esto iba a terminar así".
Según cercanos a la pareja, ambos participaron durante un tiempo en encuentros matrimoniales católicos, pero al poco tiempo desistieron y abandonaron la actividad. Al parecer, el médico no se habría sentido cómodo en estos encuentros.
El doctor Francisco Ramírez, originario de Santiago, se radicó en Curicó tras casarse con Pilar Merchak en 1989. La mujer, de profesión contadora auditora, pertenece a una de las familias más tradicionales de la ciudad de la VII Región. Es hija del connotado médico Norman Merchak, quien fue director del Hospital de Curicó e intendente de la región.
Aviones y cerezas
Entre 1988 y 1999 Ramírez trabajó en el Hospital San Juan de Dios, donde llegó a ser el jefe del Comité de Infecciones Intrahospitalarias. Ahora, trabajaba de forma independiente en una oficina ubicada en el cuarto piso del Edificio Montt, en pleno centro de la ciudad. Ana Fuentes, quien llevaba a su hijo a atenderse con el médico, dijo que "él siempre fue muy amable. Se preocupaba de detalles, como llevar él mismo el coche hasta la puerta. Y era siempre muy minucioso con todos los detalles. Me acuerdo que hasta me retaba si me atrasaba unos pocos días en llevarlo al control". En el ámbito profesional, lo único que llamaba la atención de la población era que a Ramírez no le gustaba atender a niños con más de ocho años. Cuando llegaban a esa edad, los transferían a otro profesional.
De los más de 20 años que el profesional llevaba en Curicó, sólo se le conocieron dos pasiones, además del trabajo. La primera, revela el sacerdote Mauricio Jacques, "era pilotear avionetas" en el aeródromo de la ciudad. En el lugar, tras ser contactados por "La Segunda", se limitaron a decir que abandonó la actividad hace más de cinco años y que llegó a establecer pocas redes, "por una personalidad más bien retraída".
Su segundo pasatiempo, y que últimamente se estaba convirtiendo en una fuerte fuente de ingresos, es el campo de cerezas de exportación que tenía en las afueras de la ciudad. Un trabajador indicó que "es un campo de 10 hectáreas que adquirió hace ocho años". Aunque partió como un hobbie, el negocio había crecido tanto que llegaba a emplear a cerca de 60 hombres para la temporada de cosecha.
"A él no se le veía mucho por el campo. Iba algunas veces solamente a pasearse y sólo conversaba con Patricio Bustamante, quien era el jefe encargado de mantener el campo. Curicó es una ciudad bien clasista y sólo hablaba con Patricio porque él es hijo de uno de los hombres que tiene uno de los campos más grandes del sector", indicó Francisco, trabajador esporádico del campo de Ramírez.
La última parada antes del crimen
La mañana del miércoles Francisco Ramírez no fue a trabajar. Avisó que viajaría a Santiago, donde se reunió con su padre, que tiene más de 80 años (su madre falleció a fines de los '90).
En la capital, se sabe, compró un anillo de brillantes para Pilar y, después de almuerzo, emprendió el viaje de vuelta a Curicó. Pasó por la conserjería del Edificio Montt.
Testigo de esta escena fue el conserje del inmueble, Julio Sánchez , quien relató que el hombre fue al edificio antes de las 20:00. "Entró rápidamente, con las manos vacías, y se fue a los 12 minutos, también con las manos vacías. ¿Qué pasó a buscar? Eso es algo que sólo él lo sabe".
Julio Sánchez recordó que "a él le gustaba mucho su trabajo y siempre estaba muy solo. Algunas veces se queda encerrado por horas en su consulta, solamente para estudiar medicina. Otra particularidad es que él nunca usaba el ascensor, sólo las escaleras".
Sánchez recuerda con especial cariño al pediatra: "yo, un tiempo atrás, estuve 40 días internado porque me dio una fuerte depresión. Llegué a pesar 40 kilos y pese a que él ya no trabajaba en el hospital, me iba a visitar y siempre estaba muy preocupado por mi salud".
El hombre añadió que "la noche del miércoles, antes que se retirara, se paró frente a mí y me preguntó '¿Cómo está la salud don Julio?'. Yo le respondí que estaba bien y me respondió 'cuídese, lo veo muy bien repuesto'. Me dio la impresión que fue una especie de despedida. Después pasaron las horas y empezó a salir en las noticias lo que había pasado. No puedo creer... fui una de las últimas personas que habló con él".
Siguen las pericias de la PDI
Aunque la Fiscalía del Maule y la Brigada de Homicidios de Curicó han logrado conversar brevemente con Pilar Merchak, aún falta tener una entrevista en profundidad con ella, probablemente después del funeral de sus hijos.
Los investigadores han determinado que la pareja estaba en tratamiento siquiátrico y que estarían pasando por una crisis matrimonial. De hecho, la siquiatra de Pilar fue una de las pocas visitas que recibió la mujer cuando estaba en el hospital. Los investigadores también quieren establecer lo que gatilló el crimen. Aunque todos coinciden que la pareja tenía "altos y bajos", aún no aparece un motivo suficientemente fuerte para explicar la tragedia. Una de las teorías apuntan a que se trataría de celos y que Ramírez resentiría que la mujer ejerciera su profesión.
Clave será también esclarecer las últimas horas y días de la pareja, si consumían alguna sustancia y determinar qué fue lo que hizo el doctor en su oficina, antes de llegar a su casa.
Cercana al médico: "No había maltrato"
Poco antes del mediodía del viernes, la psicóloga Carol Garat acudió al Servicio Médico Legal de Curicó para iniciar los trámites para trasladar el cuerpo del Dr. Francisco Ramírez hacia Santiago.
La profesional, que es amiga del matrimonio, descartó que el pediatra tuviera alguna patología siquiátrica conocida y señaló que la familia de él con la de Pilar Merchak, han estado unidas desde que ocurrió la tragedia, a tal punto que Jorge, hermano de Ramírez, ayer estuvo en la casa de Norman Merchak.
"Francisco era una muy buena persona. Ambos amaban a sus hijos y los tres jóvenes eran muy buenos, porque eran parte de una familia que los quería mucho", indicó la mujer, quien agregó que "no había maltrato, él era muy dedicado a su trabajo. Estaban trabajando en superar sus diferencias, como las que tiene cualquier pareja".
Garat dijo también que "ojala que no se especule más con que había patologías, como la bipolaridad, porque no existían". Respecto a qué explicaría las acciones del pediatra, señaló que "pudo haber sido un estado semi psicopático, pero al momento es incomprensible para todos nosotros (...) Francisco amaba a Pilar y ella lo amaba a él".
Fuente: La Segunda
Sin embargo, incluso quienes conocieron estas dos facetas del doctor coinciden en que era imposible predecir lo que haría la noche del miércoles: asesinar a sus tres hijos y luego, tras intentar agredir a su esposa, dispararse en la boca frente a ella. Todo, cuando estaban a pocas horas de emprender un viaje familiar a Cancún, México, y luego que él le hubiera regalado un anillo de diamantes y le hubiera propuesto que hicieran un "picoteo" en la casa que arrendaban en el sector de Zapallar de Curicó, VII Región.
Carolina Merchak , hermana de Pilar, dijo a "La Segunda" que "la relación de ambos comienza cuando ellos estaban en la universidad. El era de la Universidad de Chile y mi hermana estudió en Talca, pero se conocieron a través de amigos en común. Tenían altos y bajos, como todas las parejas, pero la verdad es que de la intimidad de ellos no era mucho lo que se sabía".
En pocas palabras, Merchak describió a su cuñado como "poco sociable, no de muchos amigos".
El sacerdote de Curicó Mauricio Jacques, también cercano a la pareja, indicó que "conozco a Pilar de toda la vida, ambos somos curicanos, y el doctor Ramírez tuvo que haber llegado acá hace más de 20 años. Yo tuve un acercamiento cuando los niños hicieron la Primera Comunión, porque ellos no tenían participación activa en una parroquia. Eran creyentes, dirían que sí eran católicos, pero no practicantes".
Respecto al doctor, señaló que "algunas veces él se ponía un poco idiota, no sé si es la palabra más precisa, pero era una buena persona. Hoy he escuchado de madres que llevaban a sus hijos al pediatra y dicen que era una muy buena persona, que atendía muy bien a los pobres y humildes.... Nadie nunca pensó que esto iba a terminar así".
Según cercanos a la pareja, ambos participaron durante un tiempo en encuentros matrimoniales católicos, pero al poco tiempo desistieron y abandonaron la actividad. Al parecer, el médico no se habría sentido cómodo en estos encuentros.
El doctor Francisco Ramírez, originario de Santiago, se radicó en Curicó tras casarse con Pilar Merchak en 1989. La mujer, de profesión contadora auditora, pertenece a una de las familias más tradicionales de la ciudad de la VII Región. Es hija del connotado médico Norman Merchak, quien fue director del Hospital de Curicó e intendente de la región.
Aviones y cerezas
Entre 1988 y 1999 Ramírez trabajó en el Hospital San Juan de Dios, donde llegó a ser el jefe del Comité de Infecciones Intrahospitalarias. Ahora, trabajaba de forma independiente en una oficina ubicada en el cuarto piso del Edificio Montt, en pleno centro de la ciudad. Ana Fuentes, quien llevaba a su hijo a atenderse con el médico, dijo que "él siempre fue muy amable. Se preocupaba de detalles, como llevar él mismo el coche hasta la puerta. Y era siempre muy minucioso con todos los detalles. Me acuerdo que hasta me retaba si me atrasaba unos pocos días en llevarlo al control". En el ámbito profesional, lo único que llamaba la atención de la población era que a Ramírez no le gustaba atender a niños con más de ocho años. Cuando llegaban a esa edad, los transferían a otro profesional.
De los más de 20 años que el profesional llevaba en Curicó, sólo se le conocieron dos pasiones, además del trabajo. La primera, revela el sacerdote Mauricio Jacques, "era pilotear avionetas" en el aeródromo de la ciudad. En el lugar, tras ser contactados por "La Segunda", se limitaron a decir que abandonó la actividad hace más de cinco años y que llegó a establecer pocas redes, "por una personalidad más bien retraída".
Su segundo pasatiempo, y que últimamente se estaba convirtiendo en una fuerte fuente de ingresos, es el campo de cerezas de exportación que tenía en las afueras de la ciudad. Un trabajador indicó que "es un campo de 10 hectáreas que adquirió hace ocho años". Aunque partió como un hobbie, el negocio había crecido tanto que llegaba a emplear a cerca de 60 hombres para la temporada de cosecha.
"A él no se le veía mucho por el campo. Iba algunas veces solamente a pasearse y sólo conversaba con Patricio Bustamante, quien era el jefe encargado de mantener el campo. Curicó es una ciudad bien clasista y sólo hablaba con Patricio porque él es hijo de uno de los hombres que tiene uno de los campos más grandes del sector", indicó Francisco, trabajador esporádico del campo de Ramírez.
La última parada antes del crimen
La mañana del miércoles Francisco Ramírez no fue a trabajar. Avisó que viajaría a Santiago, donde se reunió con su padre, que tiene más de 80 años (su madre falleció a fines de los '90).
En la capital, se sabe, compró un anillo de brillantes para Pilar y, después de almuerzo, emprendió el viaje de vuelta a Curicó. Pasó por la conserjería del Edificio Montt.
Testigo de esta escena fue el conserje del inmueble, Julio Sánchez , quien relató que el hombre fue al edificio antes de las 20:00. "Entró rápidamente, con las manos vacías, y se fue a los 12 minutos, también con las manos vacías. ¿Qué pasó a buscar? Eso es algo que sólo él lo sabe".
Julio Sánchez recordó que "a él le gustaba mucho su trabajo y siempre estaba muy solo. Algunas veces se queda encerrado por horas en su consulta, solamente para estudiar medicina. Otra particularidad es que él nunca usaba el ascensor, sólo las escaleras".
Sánchez recuerda con especial cariño al pediatra: "yo, un tiempo atrás, estuve 40 días internado porque me dio una fuerte depresión. Llegué a pesar 40 kilos y pese a que él ya no trabajaba en el hospital, me iba a visitar y siempre estaba muy preocupado por mi salud".
El hombre añadió que "la noche del miércoles, antes que se retirara, se paró frente a mí y me preguntó '¿Cómo está la salud don Julio?'. Yo le respondí que estaba bien y me respondió 'cuídese, lo veo muy bien repuesto'. Me dio la impresión que fue una especie de despedida. Después pasaron las horas y empezó a salir en las noticias lo que había pasado. No puedo creer... fui una de las últimas personas que habló con él".
Siguen las pericias de la PDI
Aunque la Fiscalía del Maule y la Brigada de Homicidios de Curicó han logrado conversar brevemente con Pilar Merchak, aún falta tener una entrevista en profundidad con ella, probablemente después del funeral de sus hijos.
Los investigadores han determinado que la pareja estaba en tratamiento siquiátrico y que estarían pasando por una crisis matrimonial. De hecho, la siquiatra de Pilar fue una de las pocas visitas que recibió la mujer cuando estaba en el hospital. Los investigadores también quieren establecer lo que gatilló el crimen. Aunque todos coinciden que la pareja tenía "altos y bajos", aún no aparece un motivo suficientemente fuerte para explicar la tragedia. Una de las teorías apuntan a que se trataría de celos y que Ramírez resentiría que la mujer ejerciera su profesión.
Clave será también esclarecer las últimas horas y días de la pareja, si consumían alguna sustancia y determinar qué fue lo que hizo el doctor en su oficina, antes de llegar a su casa.
Cercana al médico: "No había maltrato"
Poco antes del mediodía del viernes, la psicóloga Carol Garat acudió al Servicio Médico Legal de Curicó para iniciar los trámites para trasladar el cuerpo del Dr. Francisco Ramírez hacia Santiago.
La profesional, que es amiga del matrimonio, descartó que el pediatra tuviera alguna patología siquiátrica conocida y señaló que la familia de él con la de Pilar Merchak, han estado unidas desde que ocurrió la tragedia, a tal punto que Jorge, hermano de Ramírez, ayer estuvo en la casa de Norman Merchak.
"Francisco era una muy buena persona. Ambos amaban a sus hijos y los tres jóvenes eran muy buenos, porque eran parte de una familia que los quería mucho", indicó la mujer, quien agregó que "no había maltrato, él era muy dedicado a su trabajo. Estaban trabajando en superar sus diferencias, como las que tiene cualquier pareja".
Garat dijo también que "ojala que no se especule más con que había patologías, como la bipolaridad, porque no existían". Respecto a qué explicaría las acciones del pediatra, señaló que "pudo haber sido un estado semi psicopático, pero al momento es incomprensible para todos nosotros (...) Francisco amaba a Pilar y ella lo amaba a él".
Fuente: La Segunda
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