miércoles, 22 de mayo de 2013

Mátame si quieres pero no te la doy...le dijo al ladrón

“Mátame si quieres, pero no te la doy”, le dijo al ladrón que ya le había dado balazo en la pierna; aún así no se dejó y con la cadena y un Cristo en sus manos, recibió otro tiro, pero ahora en la cabeza; murió camino al hospital.

Distrito Federal 

Un hombre se negó a entregar una brillante cadena que traía al cuello, e incluso se la quitó y la enredó en su mano para afirmar: “mátame si quieres, pero no te la doy” luego que le habían hecho un tiro en la pierna, lo que provocó que su verdugo le apuntara a la cara y disparara de nuevo.

El crimen ocurrió enfrente al número 106 de la calle Sadi Carnot, en la Colonia San Rafael, Delegación Cuauhtémoc, donde existe una vulcanizadora.

El testigo de este asesinato fue el mismo talachero, a quien la víctima y un amigo le llevaron una camioneta a la que debía cambiar una de las llantas; aunque aparentemente no se quedarían mucho tiempo, ya que a media calle tenían estacionada otra camioneta blanca, una Nissan Armada.

Esperaban ser atendidos por el talachero, ya que en ese momento se encontraba reparando una llanta de otra camioneta, cuando llegaron dos sujetos jóvenes, ambos con cascos grises y en una motoneta, misma que pararon a unos metros y mientras uno se quedó a bordo otro se acercó al hombre.

“Dame la cadena” fue la primera orden que dio el sujeto al tiempo que sacaba una pistola de la cintura y lo encañonó, esperando que el hombre se quitara la gruesa joya de la que pendía un Cristo, al parecer de oro.

Pero la víctima, un hombre de origen cubano, no se amedrentó y se negó dando un paso hacia atrás, lo que ocasionó que el delincuente bajara el arma e hiciera un primer disparo que le dio en una pierna, mientras eran observados por el talachero que ante el temor no se movió de su lugar.

Aparentemente la víctima iba a ceder, pues se llevó las manos al cuello y se quitó la gruesa cadena con el Cristo de oro, pero en lugar de entregarla, se la enredó en su puño derecho y resuelto le dijo “vete a la chingada, mátame si quieres, pero no te la doy”.

Fue en ese momento que el ratero levantó el arma e hizo otro disparo hacia la cabeza dándole en la cara al hombre que se desplomó ahí mismo quedando en medio de un charco de su propia sangre.

Cuando el delincuente lo vio caer, caminó hacia la moto en actitud de huir como un cobarde, pero su cómplice le exigió que regresara por la cadena, de manera que regresó unos pasos la quitó de la mano del infortunado ciudadano caído y se marcharon en la misma motoneta gris en la que llegaron.

Ante los disparos varios vecinos salieron, aunque ya los desalmados ladrones habían huido, por lo que pidieron la presencia de la policía y de los cuerpos de rescate, toda vez que el hombre se desangraba rápidamente.

Mientras llegaban los paramédicos para atender al lesionado, quien presentaba dos disparos, un amigo de la víctima la identificó como Roberto Eugenio Linares, de 55 años de edad, de origen cubano; este mismo se acercó y aún pudo decirle algunas frases al caído, quien tenía las llaves de su camioneta en la mano, mismas que fueron recogidas por el amigo, lo mismo que un fajo de billetes que tenía entre la ropa el herido.

Según testigos el hombre lesionado a tiros también portaba una gruesa esclava de oro y un reloj rolex, aunque quienes dijeron conocerlo indicaron que se dedicaba a la venta de puros.

Al lugar de los hechos llegaron los paramédicos de la ambulancia 27 de la Cruz Roja, quienes lo subieron a una camilla y lo llevaron a su ambulancia para trasladarlo al hospital central de la Cruz Roja en Polanco, aunque el hombre falleció mientras era llevado.

En el lugar quedaron Patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, quienes custodiaron el escenario del crimen, los casquillos percutidos, las camionetas y esperaron al ministerio público para que los testigos rindieran su declaración.

La Policía capitalina montó un operativo de búsqueda de los ladrones, pero hasta ayer no reportó detenidos.

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